Jamara murió casi instantáneamente después de recibir el balazo. (ESPECIAL)
Algunas padres de familia optan por comprar armas para defenderse de la delincuencia, sin embargo, la posesión de éstas implican un riesgo y sobre todo una gran responsabilidad, puesto que en las manos equivocadas pueden pasar tragedias.
Así fue como ocurrió a la familia Stevens de Filadelfia, Estados Unidos, cuando un pequeño de a penas dos años y una niña de once, se dispusieron a jugar en el cuarto donde se encontraba una pistola.
Los menores encontraron el arma sin problema alguno y jugaron con ella un buen rato, hasta que el infante tomó la pistola y disparó a su hermana en el pecho.
Jamara Stevens cayó malherida al piso y en eso apareció corriendo su madre para ver que sucedía, llevándose la terrible sorpresa de que su pequeño hijo le había disparado a su hermanita.
Cuando la ayuda médica arribó a la casa de la familia Stevens ya era demasiado tarde, pues Jamara ya había muerto.
Autoridades de Filadelfia sospechan que fue el novio de la madre quien dejó el arma sin la vigilancia necesaria y expuesta a simple vista a los niños.