Con fe. Silvia Ortiz mantiene su fe y su lucha por encontrar a su hija Stephanie de quien hasta el momento no se sabe nada de su paradero; sus fotografías adornan otro hogar, pues de donde salió Fanny, se perdió por los gastos que ha generado su búsqueda.
La vida de la familia Sánchez- Viesca cambió la noche del viernes cinco de noviembre de 2004, fecha en la que vieron por última vez a su pequeña Stephanie o "Fanny" como la llaman de cariño, y que desde entonces no han parado de buscarla por sus propios medios, pues aseguran que las autoridades no han hecho nada.
En estos diez años, Silvia Ortiz y Óscar Sánchez Viesca perdieron su casa, sus muebles y otras pertenencias para solventar los gastos que su búsqueda ha demandando, pero su fe sigue intacta, aunque pareciera que las fuerzas se perdieran poco a poco.
Pero aseguran que la lucha seguirá: "No vamos a parar hasta saber qué paso con ella, hasta encontrarla viva o muerta, esperamos que no sea el caso", dice Óscar, su padre.
Silvia recuerda a su "chaparra" como también la llamaba a su única hija mujer, como una alumna no muy brillante, sino como una estudiante regular, pues así lo demuestran sus calificaciones de 6.5 hasta 100, de los exámenes que aún conserva como un tesoro, así como cada una de sus prendas, muñecos y todo lo que se encontraba en la recámara a la cual no volvió esa noche del cinco de noviembre.
En este tiempo, la familia se vio en la necesidad de traspasar su casa en la colonia Quinta Nazas, de donde salió "Fanny" rumbo a su escuela, pero que jamás regresó. "Ya fue imposible para nosotros pagar, se nos habían acumulado las mensualidades, y ya de plano no pudimos pagar, y optamos por traspasarla, y la perdimos, y con ese dinero seguimos dándole vueltas", dice aún con dolor doña Silvia.
LA HISTORIA
Su madre recuerda que fue el deseo de entregar un discman a Israel, amigo de sus tres hijos, lo que hizo que "Fanny" se separara de su hermano Michel en su regreso a casa, esa noche.
"Entonces tomó un camión frente al Hospital Universitario, toma el camión ahí se baja en la calle 27 va y busca a Israel, serían como las 8:10 (de la tarde), pero resulta que él estaba en mi casa esperándola".
Fanny no llevaba dinero para regresar a casa, por lo que optó por recurrir a su amiga Nancy, quien vivía en la calle 28, entre Morelos y Matamoros. Su madre la recibió porque su amiga, tampoco estaba en casa. Pero le pidió dinero para el camión y la mujer le dijo: "Permíteme deja te los doy (...) son las 8:30, ¿alcanzas camión? y ella le dijo sí, sí alcanzo".
De ahí nadie más supo de ella. Algunas versiones, señalan que una camioneta azul la subió a la fuerza, en la que venían otras chicas de su edad. Para entonces, Stephanie contaba con 16 años de edad.
"De las cosas que más a mi me molestan es que hay un taller sobre la 28, entre Morelos y Juárez, en donde instalan sonidos y a un lado arreglan televisores. Yo les pregunté si habían visto algo, pero ese día se fueron a las 7, ellos dicen eso, yo me llegué a parar ahí por un mes y medio, me paraba en la esquina, y ellos llegan a cerrar a las 9 de la noche", cuenta molesta.
DIEZ AÑOS DE BÚSQUEDA
En estos diez años de búsqueda, la familia de "Fanny" ha viajado a Reynosa, Tamaulipas; Zacatecas, Monterrey, Nuevo León; a la ciudad de México y a Pharr, Texas, siguiendo supuestas pistas sobre su paradero, que sólo ha dejado a sus padres y hermanos con el corazón desgarrado y los bolsillos vacíos.
"Qué ha pasado: Ira, es reclamo, es búsqueda, es caminar sin un lugar fijo, a dónde ir, es gritar, es seguir luchando en contra de la marea, es darse cuenta de que hay corrupción y mucha", dice Silvia Ortiz.
El corazón de madre, le dicta a Silvia seguir, "mi corazón sufre, no está tranquilo, yo lo único que quiero es encontrarla, muchos me dicen, ya señora está muerta (...) pero para el corazón de todas las madres de desaparecidos, es encontrar".
Es por eso que pide "a quien sepa algo me lo diga, yo sabré como manejarlo para no involucrarlo en nada, en total confidencialidad, lo que nos interesa es saber de mi hija".
Aunque su búsqueda seguirá, doña Silvia reconoce no estar preparada para el día en el que pudiera encontrarse frente a frente a "Fanny". "Muchos dicen que no fue mi culpa, pero no me sentiría capaz de verla a la cara, no. Muchos me dicen que si tengo miedo (...) por qué no me importa decir nombres, y siempre los he dicho a nivel nacional o municipal, no les tengo miedo a los canijos, yo voy a seguir señalándolos a ellos, y a quien sea".
AÑOS
Tenía "Fanny" cuando desapareció hace ya diez años.
HERMANOS
Se quedaron sin carrera, al no contar con los recursos.
MIL FAMILIAS
Dicen que en Coahuila sufren por la desaparición de un ser querido.
