En Iguala y alrededores ya se sabía de la liga existente entre el alcalde prófugo José Luis Abarca Velázquez y grupos delictivos, principalmente el de Guerreros Unidos, del cual, su esposa Ángeles Pineda Villa, fungía como principal operadora de las acciones ilícitas desde la presidencia municipal. Lo último fue la desaparición de los 43 estudiantes normalistas y como siempre ocurre, en nuestro país tiene que suceder una tragedia para que la autoridad superior, en este caso, la federal, ponga atención al grito de la gente.
Lo definitivo es que la sospecha no se puede utilizar como puente de castigo, pero lo lógico es que sí se debe tomar en cuenta para el inicio de investigaciones serias. Es hasta ridículo que ahora que atacaron de manera cobarde y atroz a los estudiantes se piense que no se sabía de la relación existente entre este presidente y los delincuentes. Deberá servir este horrible acontecimiento para que la voz de la gente en delante sea tomada más en cuenta.
La rumorología social surge por algo y se detecta en todas partes, cuando alguien se enriquece de la noche a la mañana, cuando alguien descaradamente comete un daño contra una persona o contra los gobernados y el caso queda impune, cuando la gente empieza a asegurar que los encargados de brindar la seguridad social andan atacando, lejos de asumir su papel de protectores.
Llamados como esos deben ser investigados de manera seria y aplicar la justicia inmediatamente. La pregunta es, antes de la desaparición de los estudiantes normalistas, ¿cuántas cosas malas se pudieron ordenar desde la presidencia?, ¿por qué se esperó hasta llevar la desgracia a todas esas familias, cuando todo mundo sabía quiénes eran?, ¿qué hacían y con quiénes se relacionaban Abarca Velázquez y su esposa Ángeles?.
La semana que recién terminó, se publicó en medios nacionales la detención del alcalde de Numarán en el Estado de México, José Luis Madrigal y cuatro funcionarios municipales más, por encontrarles nexos con el crimen organizado. La investigación que llevó finalmente a la detención de este sujeto y secuaces, vino de la voz de la gente, de gente que asegura que en tal o cual ciudad gobierna una persona protegida por el narco; donde hay impunidad, donde inexplicablemente no se aplica la justicia contra algún funcionario de gobierno o el mismo gobierno que cometió un delito, debe empezar una investigación.
Numarán e Iguala no son los únicos municipios del país cuyos alcaldes tienen nexos con el crimen organizado, con toda seguridad hay más lugares donde quienes gobiernan tienen un comportamiento desfavorable para sus gobernados. En el caso Ayotzinapa se narra la forma tan vil como se procedió contra los estudiantes. Las órdenes que recibieron los delincuentes de parte del presidente y su esposa, la complicidad de policías. ¿En cuántas ciudades más los uniformados servirán al crimen organizado ?, ¿en cuántas ciudades más los presidentes tendrán ligas con gente como 'El Choky', 'La Vero', 'El Gaby', 'El Chino'?… ¿Quiénes mataron a los estudiantes?
Por Martín Chávez
