Existen muchos mitos sobre el consumir leche de vaca, hoy parece que hacerlo a diario puede causar graves problemas digestivos y respiratorios. La leche no es indispensable, ya que se puede conseguir calcio y otros nutrientes del resto de lácteos. La leche no es perjudicial, lo que ocurre es que parece que está de moda propagar algunos mitos sobre la leche, como que engorda o que es poco digestiva.
Se dice que la leche no es un alimento sano, en ocasiones se dice que la gente que toma mucha leche tiene más osteoporosis que la que no la consume, que se relaciona con enfermedades como la sinusitis y el asma en los niños, o que aumenta el colesterol.
La verdad es que la opinión mayoritaria de médicos y nutriólogos es que la leche es un alimento muy completo, con proteínas de alta calidad y una de las principales fuentes de calcio.
Se afirma también que el organismo humano no está preparado para digerir la leche tras la lactancia. (Otro mito más), explican que no puede ser buena para las personas porque está destinada a un animal más voluminoso y porque ningún otro animal consume leche tras la lactancia. Los animales domésticos consumen leche sin problemas.
Claro que es cierto que las personas que no consumen leche tras la lactancia pueden perder las enzimas para digerirla, pero esto pasa sólo si se deja de consumir. Las personas que consumen leche toda la vida no pierden esa enzima, y esa es la razón que explica que en los países nórdicos no exista prácticamente la intolerancia a la leche, y que en lugares como África pueda generar muchas más indigestiones.
La gente dice que la leche engorda. Se suele considerar como un alimento muy graso, pero aunque es verdad, también lo es que la leche ayuda a adelgazar. Es ideal para las dietas, pues el calcio dificulta la absorción de grasa por el organismo. Si no se quiere engordar se debe tomar desnatada. Por otra parte, la cantidad de calcio es prácticamente la misma en la leche entera, semidesnatada y desnatada, la diferencia es que tiene más grasa y más vitaminas A y D (ésta última ayuda a absorber el calcio). En todo caso, cualquiera de las tres son las fuentes naturales de calcio más importantes de la dieta occidental.
La leche, en realidad, desgasta los huesos, la proteína de la leche crea un ácido que desgasta los huesos, produciendo osteoporosis. Existe mucha controversia al respecto y la mayoría opina que mientras los riñones funcionen bien, la carga ácida de los alimentos se compensa con una gran descarga de iones positivos de amoníaco en la orina, por lo que no habría ninguna pérdida de masa ósea.
Respecto a la alergia a la leche, es una reacción del sistema inmunitario a las proteínas presentes en la leche y en cualquiera de sus derivados. Se produce también al tomar productos elaborados a base de leche, aunque lleven muy poca. La reacción puede afectar al aparato digestivo, a la piel, a las vías respiratorias o a cualquier otra parte del organismo.
La intolerancia a la lactosa es una afectación de la mucosa intestinal que incapacita al cuerpo para digerir el azúcar de la leche. Esto es debido a la desaparición de la enzima lactasa en el organismo, que es la encargada de digerir la lactosa. Las molestias sólo afectan al aparato digestivo y ocurre únicamente con el consumo de leche, pero no de otros lácteos. Como dejar de consumir leche puede provocar la desaparición de la enzima que la digiere, la disminución del consumo de leche supone un mayor número de intolerantes a la lactosa.
Es una creencia muy extendida que mezclar leche con fruta, o zumo de frutas, puede provocar un corte de digestión, pero no tiene ninguna justificación científica. Se puede tomar fruta con leche, antes o después y no resulta malo en ningún caso.
Finalmente, téngase en cuenta, que es posible estar sano y con unos niveles adecuados de calcio sin consumir leche, pero ésta no es un producto malo por sí, sino todo lo contrario. La mala fama actual de la leche no se ve refrendada en la mayoría de los casos por estudios serios, sino que se propaga a través de creencias infundadas.