Celebramos un gran acontecimiento para la humanidad, Dios hecho hombre, toma la naturaleza humana para su beneficio, para humanizarlo, para hacerlo feliz, con el respeto a la libertad, a nuestra libre elección.
El pequeño Jesús, lleno de amor, sale a la luz del día, sus ansias, sus ardientes suspiros y sus deseos de abrazar a toda criatura, de hacerse ver, de notarse, de que se le tome como estilo de vida. La palabra de Dios hecho hombre surge en medio del mundo y forma en él su pleno mediodía. Ya no habrá noche, ni alba ni aurora, sino siempre sol, mucho más que en la plenitud del mediodía.
Diremos ahora que todo es alegría, todo está claro, todo se convierte en luz, y la virgen María convertida en madre de Jesús exclama: "Estrecho en mis brazos al pequeño Jesús, ya escucho sus primeros gemidos amorosos, lo tengo entre mis brazos, lo acerco a mi corazón, le doy mi primer beso y el pequeño me da el suyo.
Y se oye una gran voz. . . Tienen que volver al primer amor y dejar de rodearse de tanto oropel que les impide ver el oro fiel. El Tesoro Escondido ahora no está enterrado en el campo. El Tesoro Escondido está enterrado entre pura vaciedad y bagatela y, ¿cómo quieres que el mundo (en su loca carrera buscando los ídolos falsos) pretenda encontrar el Tesoro Escondido, la Tierra que destila leche y miel?... Cristianos: lo menos que les interesa es el sufrimiento, la inmolación, el vencimiento propio; estas palabras son vacías para ustedes... la vida sencilla donde no quepa el oropel... y después ¿Por qué se quejan? Ahora mismo en la Navidad, que es mi Nacimiento, insisten en rodearse de ídolos rojos. . . y todo mundo feliz. . . y el Pequeño Niño del pesebre oculto en medio de un mundo de oropel, de ramas y esferas. . . no está mal que festejen, no están mal las luces, pero es su corazón el que tiene que estar alumbrado... la luz de mi Espíritu brillando para ustedes. Que nazca Jesús en su corazón, pide el Padre. El Niño reclama el mejor lugar, yo quiero nacer en su corazón. Permitan que mi luz ilumine y restaure todo su alrededor.
Así en la intimidad divina, vivamos esta navidad dando ejemplo de calidad de vida, de reflejo de verdadera espiritualidad, de carácter pleno y fuerza de apoyo a los demás. Es la imitación del gran hombre que lo tiene todo para nosotros.
Pidámosle ahora al Niño-Dios que reine en los corazones de todos y cada uno de nosotros, que allane el camino para convertirse en un sendero de felicidad en esta vida, que nuestro corazón sea el pesebre de Belem, para que nazca en él y se quede toda la vida. Pidámosle paz para nuestra querida Comarca Lagunera, que exista la armonía en todos los hogares, que la inocencia infantil no decaiga, en fin que la violencia en nuestro México y en donde vivimos sea abolida por completo, oremos todos en familia, con la oración lograremos la paz que tanto anhelamos todos.
Digamos feliz navidad, feliz nacimiento del Niño Jesús y no un seco, frío y hueco felices "fiestas".
Deseo de todo corazón, que la alegría por la venida del Salvador del mundo reine siempre en todos y cada uno de los corazones.
Paz y bendiciones plenas para todos.