Es una de las verduras abundante en folatos (del latín folium-i, hoja), con grandes cantidades de beta-caroteno (provitamina A) y pocas de vitamina C. Sus hojas verdes externas son las que tienen más vitaminas.
Los folatos intervienen en la producción de glóbulos rojos y blancos, en la síntesis del material genético y en la formación de anticuerpos del sistema inmunológico.
El beta-caroteno es un pigmento natural que confiere el color amarillo-anaranjado-rojizo a los vegetales. El organismo, a medida que lo necesita lo transforma en vitamina A. En el caso de la acelga, el beta-caroteno está enmascarado por la clorofila, pigmento más abundante. La vitamina A es esencial para la vista, el buen estado de la piel, el cabello, las mucosas, los huesos y para el óptimo funcionamiento del sistema inmunológico. Además, tiene propiedades antioxidantes. También participa en la elaboración de enzimas en el hígado y de hormonas sexuales y suprarrenales.
El mineral más abundante en la acelga es el potasio. Pero esta verdura sobresale del resto por su mayor contenido en magnesio, sodio, yodo, hierro y calcio.
El potasio es un mineral necesario para la transmisión y generación del impulso nervioso y para la actividad muscular normal. Interviene también en el equilibrio de agua dentro y fuera de la célula.
El magnesio se relaciona con el funcionamiento de intestino, nervios y músculos, forma parte de huesos y dientes, mejora la inmunidad y posee un suave efecto laxante.
El yodo es un mineral indispensable para el buen funcionamiento de la glándula tiroides, que produce las hormonas tiroideas. Éstas intervienen en numerosas funciones metabólicas, como el mantenimiento de la temperatura y del metabolismo corporal humano. Además, el yodo es esencial en el crecimiento del bebé dentro del seno materno y en el desarrollo de su cerebro.
La acelga, por ser emoliente, refrescante, digestiva, diurética, diaforética y nutritiva tiene muchas aplicaciones medicinales y se emplea con éxito la decocción de las hojas en las inflamaciones de la vejiga y contra el estreñimiento. Además es aplicable en hemorroides y enfermedades de la piel.
La acelga en ensalada con jugo de limón fortalece el estómago y vigoriza el cerebro y para desinflamar los nervios. Asimismo, contra cálculos biliares, se debe tomar un vaso de jugo de acelga y de berro en partes iguales en ayunas. Como laxante en casos de estreñimiento, se tomará medio vaso de jugo de acelga y una cucharada de aceite de oliva.
Además, la acelga es benéfica en las siguientes enfermedades: Inflamaciones de los riñones, uretra y pelvis renal, trastornos del hígado e inflamaciones de la vesícula biliar, cólicos hepáticos y nefríticos, gota, reumatismo, diabetes, enfermedades de piel como eczemas, úlceras, llagas, hemorragias de los intestinos, inflamaciones del duodeno, enterocolitis, asma, supresión de la orina, emisión difícil o dolorosa de la orina, vómitos de sangre, entre otros. Para todos estos casos, se consumirá la acelga en forma de ensalada o cocida a vapor, o mejor aún, se tomará el jugo crudo. El cocimiento de las raíces es muy buena para las enfermedades del hígado. Los frutos tostados a manera de café y reducidos a polvo, se tomará una cucharada en una taza de infusión y en una copa de vino, contra la disentería, hemorragias uterinas y emisiones abundantes de orina.
La acelga se emplea en las escoriaciones y en general en las inflamaciones de la piel. En cataplasma se utiliza la acelga contra el cáncer de pecho, hemorroides, úlceras, heridas y llagas. Contra el reumatismo se usará cataplasma de las hojas frescas de acelga y apio, aplicadas varias veces al día. En enemas se utiliza en cocimiento, especialmente las hojas para combatir catarros del colon y aliviar los pujos en las diarreas anguinolientas. Es magnifico este enema en los estados febriles, particularmente en la tifoidea, pero si se desea obtener una acción más enérgica se hará hervir la raíz triturada con un poco de manzanilla y corteza de malva.