EL INDISCRETO ARTE DE REFORMAR Y ENLOQUECER
Hoy en día, en estos momentos tan pasionales en los que los medios de comunicación invaden al planeta con tanta y tan profusa información sobre el torneo mundial de fut y hasta sus más mínimos detalles, México naturalmente se encuentra al filo del furor y del espasmo, esperando con ansia los resultados y el honor de la escuadra nacional. No cabe duda que entre cheves y shots en estos episodios de celebración, se encuentra el momento ideal para las apuestas, las quinielas, el melate y cualquiera de esos métodos esotéricos numerarios en los que se inundan y canalizan las pasiones para intentar así, ganar los millones necesarios con los que finalmente se despedirá la pobreza. ¿No sería también éste un buen momento para aprovechar y despertar a nuestra inherente curiosidad, nuestra natural y humana capacidad de investigar, y dirigirla entonces a pensar, a escudriñar y a tratar de llenar y responder lo que podría considerarse como una quiniela más, pero esta vez relacionada también con números y cantidades estratosféricas en un área tan importante de nuestra vida política y social, como es el tema fundamental y no siempre transparente sobre la dirección y el paradero de nuestros impuestos, especialmente en el momento actual, en el que tantas, tan minuciosas y tan obsesivas reformas nos invitan a hacerlo? ¿Con una apuesta semejante, cuáles serían los resultados de nuestra pesquisa, si es que inclusive fuera posible llevarla a cabo sin obstáculos y sin rodeos, dentro de esa supuesta transparencia que se dice caracteriza actualmente a nuestro sistema administrativo nacional, derivado naturalmente desde el poder y la autoridad de ese ombligo mayor y centralista, ubicado desde hace varios siglos en el DF, en esa clásica "región más transparente" descrita por Carlos Fuentes? ¿Y sería posible seguir nuestra quiniela y apostar en dirección a todos los demás ombligos aún cuando vayan disminuyendo en categoría y poder, según lo sabemos y experimentamos en provincia, conforme se van desvaneciendo desde las capitales estatales hacia la periferia del territorio nacional, en aquellas otras regiones más o menos transparentes, o más o menos contaminadas en todos los sentidos posibles, de acuerdo a nuestros sentidos y a los instrumentos con los que deseamos hacer la medición? Estoy seguro que tan interesantes como son las quinielas futboleras, igualmente resultarían nuestras apuestas sobre el porcentaje y los millones o billones de pesos que se invierten y se destinan a cada una de las tan diversas áreas y departamentos básicos y no tan básicos de nuestro país. Así quizás, podríamos empezar por lo que se pueda invertir en el área de la seguridad, en lo que representa el aparato militar naturalmente, que en los últimos años ha tomado un rol cada vez más extendido y preponderante, asociado a los cuerpos de la policía federal, estatal o municipal y a los demás equipos de seguridad visibles o invisibles que se han desarrollado a lo largo de todo el territorio nacional. Sin duda alguna, se trata de un área que ha surgido como una necesidad de gran urgencia y que ha sobresalido radicalmente en los últimos años, especialmente al vincularse con el tráfico de drogas, la lucha territorial de los diversos carteles, la difusión de las fronteras, la negociación y la búsqueda de la identidad de jefes y subjefes, conocidos, disfrazados o escondidos, así como todas las consecuencias delictivas de violencia, crímenes, robos, secuestros, cohechos, fraudes y adicciones que se han acrecentado en esta última década y que obviamente han impactado y cambiado por completo nuestras costumbres y nuestro usual estilo de vida. No cabe duda que jugar con este tipo de quinielas también puede resultar sumamente entretenido, interesante y apasionante, además de que podría poner a trabajar nuestras neuronas, tanto como las hemos tenido que trabajar este semestre para revisar, resumir, comprender e intentar acatar esa serie de reformas que aún no han terminado (Continuará).
Por: Dr. Víctor Albores García