EL INDISCRETO ARTE DE REFORMAR Y ENLOQUECER
Al hablar de educación, es innegable que no podemos hacerlo sin mencionar el impacto tan intenso que la tecnología produce y mantiene en todas las áreas de nuestro proceso educativo actual. Podemos darnos cuenta precisamente de la manera en que conforme pasan los años la vida se convierte irremediablemente en un torbellino cada vez más vertiginoso y estresante para todos nosotros, y como consecuencia, muchas de las instituciones socioculturales básicas que han jugado un rol fundamental en el pasado en cuanto a la educación, tienden a desvanecerse periódicamente en el presente y a perder en cierta forma la importancia de las funciones y de los roles que han representado. Sin duda alguna, podemos percibir que algo semejante está sucediendo en nuestros días, con una institución tan formidable y tradicional como ha sido la familia a lo largo de los siglos, pero que en el presente, está sufriendo una serie de fracturas, cambios y movimientos de reorganización o renovación, como un esfuerzo para enfrentar esa tendencia hacia una desintegración en ocasiones más discreta, pero cada vez más abrupta en tantos de los casos, que se llega a manifestar mediante las separaciones traumáticas, el descuido y la desvinculación de sus miembros, de sus roles, de sus funciones, de sus posiciones, y naturalmente, de sus límites generacionales. Las intensas presiones de un consumismo galopante, de una competencia interminable y agotadora, de un vacío existencial cada vez más extenso y profundo, de los vertiginosos arrebatos y adelantos de una tecnología imparable, furiosa y maravillosa a la vez, pero que igualmente nos une y nos separa, que nos seduce y embelesa al mismo tiempo que nos sofoca y esclaviza a veces sin siquiera percatarnos, en esa especie de orgía de imágenes, colores, numeritos, mensajitos, iconos, sonidos y timbres de tantas variedades. Es como una orgía de estímulos que casi ha convertido a nuestro mundo actual en una especie de antro semioscuro de moda incansable, en el que simplemente habitamos y pernoctamos, nos movemos o nos detenemos, para luego dejarnos llevar por esa inercia sin identificar que carece de sentido o de dirección alguna, pero que al fin y al cabo es la inercia que nos invade colectivamente y cuyo ritmo hipnótico perseguimos a ciegas como si se tratara de una masa que en cierta forma nos proporciona un falso sentido de identidad y de pertenencia. Una serie de condiciones ambientales actuales como son las normas del trabajo, los bajos salarios, una economía ficticia, las constantes necesidades consumistas creadas en nosotros y por nosotros mismos para convertirnos en miembros auténticos e idealizados de una "civilización" moderna y mayoritaria para mantener unida y funcional a la familia, se han convertido finalmente en un desafío absoluto y heroico, nada fácil de ejecutar, especialmente cuando es necesario que ambos miembros de la pareja trabajen y al hacerlo, deban abandonar el hogar la mayor parte del día. Se trata de una condición que naturalmente los obliga a conseguir "otros padres" o figuras sustitutas que se encarguen de esos hijos que quizás en ocasiones ni siquiera estuvieron planeados, pensados, cuestionados o reflexionados, porque simplemente en tantos de los casos surgieron de decisiones caprichosas, automáticas, accidentales, tradicionales y hasta cierto punto tecnológicas, sin percatarse aún de lo que representaba todo el proceso educativo y de desarrollo de cada uno de los hijos y de ellos mismos como progenitores. Sutilmente o bruscamente, como una especie de experimento de evolución sociocultural, se están conformando nuevos tipos y modelos de parejas y de familias nucleares, con nuevas formas, estilos y perspectivas de pensamiento y de creencias, que a la vez, están cambiando radical y rápidamente el panorama sociocultural actual. Obviamente, este fenómeno está influyendo a su vez en el proceso educativo y de desarrollo que se está llevando a cabo en los hogares y en los núcleos de estas nuevas familias, con planteamientos que tienden no sólo a desafiar los modelos y estilos tradicionales a los que estábamos acostumbrados, sino a modificarlos radicalmente como nuevos y actualizados modelos hasta cierto punto creativos, originales e irreconocibles que surgen de las carencias y las necesidades de nuestro mundo actual (Continuará).