ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C. (PSILAC).
CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA
EL INDISCRETO ARTE DE REFORMAR Y ENLOQUECER
(VIGÉSIMA CUARTA PARTE)
Generalmente cuando nos referimos al término educación, lo hacemos pensando principalmente en ese proceso que se lleva a cabo en las instituciones académicas oficiales o privadas, y quizás en ocasiones hasta lo lleguemos a considerar igualmente como una parte importante de las funciones que se realizan dentro del núcleo familiar. Y sin embargo, es posible que nos olvidemos o que inclusive, hasta lleguemos a negar o a eludir el rol tan fundamental que en el presente, desempeñan los medios de comunicación masivos como un enorme canal educativo. Es imposible negar la importancia de la radio, la televisión, el cine, los juegos electrónicos, la computadora, los celulares y a través de estos últimos las redes sociales, y la forma y el estilo como han surgido repentinamente y se han convertido actualmente en lo que podríamos considerar como nuevos miembros o hasta inclusive como parientes sustitutos dentro de estos contemporáneos modelos de familia que estamos conformando, a los que posiblemente podríamos llamar: nuestras nuevas familias digitales. Es sorprendente pero para nada irreal, el modo en que tales novedosos iconos tecnológicos han aterrizado y proliferado para seguirse extendiendo entre nosotros hasta convertirse quizás en los más modernos y buscados ejemplares que como modelos pudieran sustituir al padre, a la madre, a los abuelos, tíos, primos o a toda la parentela en general, de modo que pudieran llenar no solamente ese nuevo vacío existencial que se extiende abrumadoramente en nuestro mundo en el presente, sino que también pudieran servir para apaciguar esa enorme y dolorosa sensación de soledad que nos está consumiendo, síntomas indiscutibles del sufrimiento que implica como precio la modernidad que gozamos en nuestros tiempos. ¿Y sin embargo, surge la pregunta obligada, de hasta qué punto se trata de una solución real y concreta para nuestras necesidades o hasta qué punto, viene a ser una fantasía o un espejismo que utilizamos fervientemente como panacea, como placebo o simplemente, como el mejor remedio que hemos podido encontrar temporalmente, aún a pesar de que en la mayoría de los casos no estamos seguros de sus resultados? Es interesante darnos cuenta, que conforme trabajamos más, y nos mantenemos más frenéticamente activos, al ritmo que nos marca la tecnología, jugando carreras contra el tiempo, midiendo minuciosamente los minutos y las horas hasta llenar nuestros múltiples espacios de tantas y tantas tareas que nos echamos a cuestas y aún de otras diminutas tareas que les añadimos, independientemente de que sean reales o que nos las hayamos inventado como parte de ese tictac intensivo que nos mueve vertiginosamente en ritmos disparejos, y que inconscientemente, quizás nosotros mismos estamos creando ese enorme vacío a nuestro alrededor, tanto en el exterior como interiormente, en lo que se refiere precisamente a ese proceso educativo básico. Si abrimos más los ojos, si nos enfocamos y observamos con mayor detalle, entonces podríamos detectar que tanto las instituciones académicas públicas o privadas, al igual de lo que está sucediendo con las instituciones familiares, estamos siendo invadidas por esa misma tendencia consumista y superficial que pregonan y estimulan la mayoría de medios de comunicación cuando nos rigen a través de constantes y tendenciosos slogans, de "reflexiones", de "frases inteligentes", de mensajes subliminales e imágenes provenientes de campañas sugeridas desde un fondo común, desconocido y quizás hasta perverso, posiblemente utilizado como un distractor de tintes políticos y económicos, que a la larga nos tiende a desviar de lo que deberían ser los principios básicos de un proceso educativo orientado a la verdadera formación y al desarrollo físico, psicológico y sociocultural integral de nuestros niños y adolescentes como futuros hombres y mujeres maduros, responsables y especialmente pensantes, en un país en el que todavía nos hace mucha falta PENSAR (Continuará).