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NUESTRA SALUD MENTAL

Dr. Víctor Albores García

ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A.C. (PSILAC)

CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA

EL INDISCRETO ARTE DE REFORMAR Y ENLOQUECER

(VIGÉSIMA SÉPTIMA PARTE)

Si revisamos estos métodos educativos a los que estamos expuestos en México en el presente, podríamos concluir que el sistema de educación actual es endeble, raquítico y deplorable, además de que paulatinamente parece ir descendiendo en sus niveles año tras año, sin que sepamos hasta dónde llegará. Basados quizás en esos modelos ofrecidos y reforzados por los medios de comunicación, parece existir la consigna de que la educación será superior y de mejor calidad conforme más ruidosas y ensordecedoras se hagan sus manifestaciones, entre más colorines y oropeles se utilicen para adornar, maquillar o disfrazar a los estudiantes, maestros, funcionarios y planteles; entre más celebraciones, fiestas y kermeses se utilicen para enmascarar en tantas ocasiones gastos y cobros innecesarios, así como la mediocridad de sus programas de estudio; entre más "puentes" y días festivos se lleven a cabo con el beneplácito y la alegría de alumnos, maestros y funcionarios; entre más huelgas, amenazas de huelgas o negociaciones teatrales abiertas o subterráneas entre directivos, maestros, funcionarios, sindicatos y hasta políticos intermediarios; entre más discursos demagógicos, desfiles con pancartas y homenajes se efectúen dedicados a la vanidad y al narcisismo de los directivos, todo ello con los consecuentes resultados anuales, de que las semanas ya ni siquiera son inglesas y los semestres se reducen a trimestres o bimestres, lo que a su vez encoge cada vez más los programas académicos ya de por sí trasquilados desde antes de que se inicie el ciclo escolar. Aunque aparentemente se trata de un panorama sumamente ruidoso, colorido, apantallador y muy folclórico, en el fondo más bien se perfila desolador y poco esperanzador para el futuro de una sociedad que busca desarrollarse y mejorar. Me parece que se extiende a todos los niveles escolares de nuestro sistema educativo, desde los más básicos en los jardines de niños y las guarderías, hasta los superiores, incluyendo las licenciaturas, las maestrías y hasta los doctorados, pasando por las áreas de educación primaria y de educación media, no sólo en las instituciones públicas en las que sobresale más fácil y extensivamente, sino también en las mismas instituciones privadas, que cada día florecen, crecen y hasta se desparraman ilimitadamente en todos los rincones de nuestro país. No cabe duda que nuestro vacío educativo es terriblemente inmenso y nada fácil de llenar, por lo que es imperativo contar con un número cada vez mayor de instituciones excelentes y de sólidas bases académicas con programas bien investigados, estructurados, prácticos, congruentes y constantes, que apoyen al estudiante en sus habilidades y capacidades de investigación y de aprendizaje a base de fomentar el orden, la disciplina y la coherencia, con una más productiva, creativa y ordenada utilización de los espacios y los tiempos, sin ese despilfarro y desperdicio a los que estamos acostumbrados en nuestra sociedad. Se necesita en forma urgente de ese apoyo en la búsqueda de objetivos educativos mucho más amplios, profundos y ambiciosos no sólo para el estudiante mismo, sino también para sus padres o tutores, que en ocasiones se encuentran más necesitados que él mismo. Tampoco es fácil encontrar ese tipo de instituciones escolares, ya que tanto los padres y las familias, así como los maestros y el personal administrativo están orientados y acostumbrados por los medios, a utilizar esos modelitos televisivos acaramelados y coloridos de confetis, banderitas y slogans cursis y superficiales, pero que llenan el gusto de la gente, alcanzan gran popularidad y por ello se ponen de moda, sin importar realmente los verdaderos y más importantes y profundos objetivos educativos. Además en nuestros días, precisamente debido a la existencia de dicho vacío, la creación de escuelas se ha llegado a convertir igualmente en un negocio jugoso y redituable para muchas personas, tanto en la educación privada como en la pública, en donde los altos presupuestos van y vienen y se manejan abierta o discretamente, en formas y estilos muy diversos y variados. Y ahí nuevamente, aunque se sienta inoportuna, surge la pregunta necesaria: ¿Y dentro de todos estos vaivenes, cómo se invierten nuestros impuestos supuestamente dedicados a la educación? (Continuará).

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