ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A.C.(PSILAC)
CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA
EL INDISCRETO ARTE DE REFORMAR Y ENLOQUECER
TRIGÉSIMA PRIMERA PARTE
Desgraciadamente, para colmo de nuestro orgullo y de nuestro bastante maltratado ego nacional, ni siquiera podemos presumir que la corrupción sea un invento mexicano o que se dé exclusivamente en nuestro país, puesto que a pesar de nuestros esfuerzos y al igual que sucede en los deportes y otras competencias similares, tampoco le hemos podido llegar al primer lugar mundial de las naciones corruptas, al existir otras que nos ganan y se nos han anticipado. La realidad, es que la corrupción forma una parte importante de la condición humana y se ha desarrollado a lo largo de la historia desde los orígenes más remotos hasta nuestros días, cimentada en sentimientos como la envidia, la ambición, la soberbia, la frustración, la insatisfacción, el vacío, el abuso y la falta de respeto a las instituciones, a las normas de todo tipo, y especialmente, a los demás seres humanos en general, como una estrategia planeada o liberada espontáneamente que sirva para engañarlos, explotarlos y violar sus derechos, sin consecuencias de castigo o remordimientos algunos, sino más bien, con amplias garantías de inmunidad, en sistemas como el nuestro que inconcebiblemente la fomentan y la premian todavía a través de aplausos, bonificaciones, homenajes, trofeos, mejores puestos públicos y hasta extensa publicidad gratuita. No cabe duda que se trata de rasgos y sentimientos que forman parte de nuestra esencia en mayor o menor grado, y que igualmente, aparecen en diferentes etapas y circunstancias de la vida pública y privada de la mayoría de las sociedades que han poblado y siguen poblando este planeta, circunstancias y momentos que estimulan y alimentan precisamente tales experiencias. Es algo como lo que sucede actualmente en nuestro país, en una forma cada vez más aguda y crítica, como se puede palpar en todos los diferentes niveles sociales, como una herencia universal que hemos enfrentado en el pasado y que seguimos enfrentando y cosechando como parte de nuestra historia. Estamos hablando entonces de lo que se podría considerar como una enfermedad social, que se genera precisamente de acuerdo a una compleja multitud de factores socioculturales de todo tipo, en los que la pobreza extrema viene a ser un factor fundamental, pobreza extrema que engloba como concepto no sólo los aspectos económicos, sino igualmente lo intelectual, lo emocional, lo social y lo espiritual, pobreza extrema, que aunque es más característica en esos países que pertenecen a lo que llamamos tercer, cuarto o quinto mundos, por donde México quedaría englobado todavía, lo mismo se da en aquellos que pertenecen al primer mundo en estilos diferentes. Y al describirlo entonces como una compleja patología social, desde la perspectiva médica también podríamos explorarlo y compararlo a una especie de cáncer maligno y destructivo, una especie de leucemia políticosociocultural, valga la comparación, que avanza, se extiende y se ramifica peligrosamente en tantas y tan diversas direcciones, proliferando en forma de metástasis en todos nuestros órganos vitales, desde que sospechamos se inicia en el cerebro y la cabeza como órganos ejecutivos, para continuar posteriormente por el corazón, los pulmones, el hígado, los riñones, los intestinos, el bazo, el páncreas, las extremidades y así sucesivamente, hasta invadir por completo toda la extensión de nuestro cuerpo y de nuestro ser, en lo que significa el padecer la carga de una enfermedad crónica, grave y quizás hasta terminal como puede ser ésta; una enfermedad que llevamos a cuestas y que al igual que todas las enfermedades semejantes, representa una ilimitada cantidad de reacciones secundarias que nos debilitan, nos limitan, nos paralizan y destruyen lentamente nuestras funciones hasta bloquear nuestro desarrollo, ante la incertidumbre de un pronóstico que desconocemos y enfrentando una multitud de reflexiones y cuestionamientos sobre ¿cuáles serán los métodos ideales de tratamiento, si es que existen? ¿Acaso, habrá reformas programadas como cirugías salvadoras para el 2015, o será que ahí precisamente es donde se invertirán nuestros impuestos como medidas terapéuticas de supervivencia, o simplemente, tendremos que unirnos también a la celebración del Día de Muertos?
(Continuará).