NUESTRA SALUD MENTAL
ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C. (PSILAC)
CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA
EL INDISCRETO ARTE DE REFORMAR Y ENLOQUECER
DÉCIMA TERCERA PARTE
Hablar de nuestros recursos. Ya sean físicos, económicos, intelectuales, emocionales, espirituales, sociales o de cualquier otro tipo, implica el llevar a cabo una especie de balance como un medio para definir con lo que contamos y hemos sido dotados, o lo que ha sido el resultado de nuestro propio esfuerzo a través de aquello que producimos, para a su vez compararlo con la forma en que lo utilizamos, lo invertimos, lo gastamos o simplemente hasta como lo despilfarramos. Así pues, es natural que para sobrevivir y para desarrollarse sanamente en un ambiente como el actual, todos los individuos, las familias, los grupos y las empresas necesitemos de nuestro mejor esfuerzo y de nuestro trabajo cotidiano para obtener tales recursos con los que además debemos alimentarnos diariamente. Podríamos decir que en México, y eso es parte de la historia de la humanidad, algunos de nosotros quizás nos esforzamos y trabajamos más arduamente que otros, dependiendo de la honestidad, la moralidad, la educación, el gusto o la satisfacción que nos da nuestro trabajo; de las necesidades, de la personalidad de cada uno, del interés, o simplemente como un intento por mantenerse a flote, sin importar en muchas ocasiones los objetivos o los medios por los cuales se llena el espacio. Creo que en cierta forma, todos cuidamos de estos recursos y para sobrevivir, tratamos de mantener un cierto equilibrio entre nuestros ingresos y nuestros egresos, es decir, la forma en la que ahorramos y gastamos no sólo el dinero, sino también los demás recursos, incluyendo naturalmente los emocionales. Es obvio entonces, que de una manera todavía más extensa y compleja, cada sociedad y cada país, deberán buscar en forma colectiva, la administración de todos aquellos recursos globales provenientes precisamente del trabajo y del esfuerzo colectivo de sus ciudadanos, así como de sus grupos y empresas nacionales. Sin embargo, y paralelamente, dicha administración tendrá que abocarse a encontrar y lograr un sano equilibrio entre el ingreso y el egreso de los mismos en lo que se refiere a los gastos necesarios, para que en esa forma, se pueda obtener y desarrollar un sistema económico saludable para sobrevivir. Por lo mismo, es importante tratar de comprender el modo en cómo se llega a traducir ese trabajo y esfuerzo de todos nosotros como ciudadanos mexicanos, que compartimos diariamente la responsabilidad y el orgullo de mejorar el desarrollo de nuestro país por la satisfacción que ello nos podría producir. Tal reflexión nos orienta paralelamente al tema de la recolección de los impuestos que debemos pagar como una forma de compartir, cooperar y estimular así el desarrollo económico, social y emocional de nuestro país y de sus instituciones, cuyos resultados deberían idealmente caracterizarse por un alto nivel de transparencia, de manera que puedan regresar a nosotros en la forma de óptimos servicios y mejoras necesarias para nuestro desarrollo personal, familiar y general común como sociedad. Comprendo que quizás se trata de una manera bastante cándida, idealista y simplificada de referirme a un fenómeno tan complejo como puede ser el de la economía y la administración pública de una nación como lo es México o cualquier otro país. Sin embargo, ya en la práctica cotidiana, quienes tenemos bastante años de habitarlo y nos hemos percatado del estilo o la variedad de estilos en que han funcionado nuestras administraciones, así como los resultados que se han derivado de ello, nos encontramos sorprendidos y confundidos al detectar que cada vez se pierde más ese balance entre los ingresos y la fuga desmedida de egresos, sin resultados palpables, lógicos o ni siquiera transparentes. Obviamente, ello nos hace reflexionar y cuestionarnos hacia donde se dirige esta nave, especialmente en los últimos cincuenta años en que el rumbo ha sido tan veleidoso, moviéndonos de un partido al otro, para regresar al anterior, sin siquiera estar seguros de que acaso exista una especie de brújula nacional o al menos alguna carta astral que nuestros dirigentes estén utilizando para orientarse adecuadamente. Mientras tanto, las circunstancias nacionales se ciernen sobre nosotros como aves de rapiña, y nos mantienen a prueba, no sólo en el buen uso o el despilfarro de nuestros recursos, sino también en cuanto al desafío que representa tratar de proteger nuestra no siempre reconocida y respetada salud mental (continuará).