El escritor peruano Sergio Galarza cierra su trilogía narrativa sobre Madrid con "La librería quemada", una novela en la que incluye una crítica a los libros de autoayuda, que, al igual que la clase dirigente, "invitan a la resignación a nuestros destinos", según ha expresado en su momento el autor.
La trilogía de Galarza podría ser también una trilogía sobre el mundo laboral, el trabajo marginal visto sucesivamente a partir de un paseador de perros, del mundo de la prostitución y de un librero.
Galarza, a menudo comparado con Rafael Chirbes o Isaac Rosa por su enfoque literario de la crisis, ve los libros de autoayuda como un estigma, "libros que dictan a la gente que debe resignarse al destino o a mirar hacia otro lado, lo mismo que desearía la clase dirigente", explica.
Es por eso que en la novela aparecen un par de personajes que claman por la venganza y la rebeldía, tan mal vista.
Este libro, editado por Candaya propone un acercamiento al mundo de las librerías desde un enfoque y una perspectiva diferente y privilegiada, pues el propio autor trabaja desde hace bastantes años en una gran librería de Madrid y ha vivido en primera persona la evolución del sector.
Además de los libros de autoayuda, la despersonalización de las grandes cadenas, los robos de libros, la imposición de estrategias de venta agresivas y competitivas, la infravaloración del librero lector o las en ocasiones decepcionantes relaciones con los clientes son algunos de los temas abordados por Galarza en la novela.
La ofrece una visión de una sociedad, "con unos libreros muy quemados por sus salarios y sus condiciones laborales, que al mismo tiempo no han sido conscientes de cómo desempeñan su trabajo, lleno de rutinas y falto de autocrítica hacia los propios errores", ha comentado Galarza con respecto a su libro.
"La librería quemada", es entonces, la visión menos romántica de un oficio como el del librero, que es considerado romántico por muchos. "La gente cree que se pasan el día leyendo, buscando, pero tiene mucho de reponedor de almacén. Yo llevo seis años y te crujen las rodillas, tienes dolor de espalda y frecuentes cortes en los dedos".