El enfrentamiento entre cuerpos policiacos del Gobierno de Coahuila y del Municipio de Matamoros, con pobladores del ejido Nuevo Mieleras el domingo pasado, es un botón de muestra de opacidad y pésimo desempeño de la función de policía preventiva.
De acuerdo a información aparecida en El Siglo de Torreón, el suceso tuvo lugar en ocasión de un rondín policiaco que al detectar la venta de cerveza en un expendio fuera del horario permitido, generó un operativo de clausura en el que el encargado del negocio resultó con dos heridas de bala en tórax y abdomen.
El desenlace desmedido revela abuso y torpeza extrema. Abuso, porque toda operación humana incluida la labor policiaca, debe ser proporcional al problema planteado a resolver y torpeza, porque prueba una falta absoluta de criterio que impidió a los agentes de policía prever el resultado de una acción cuyas consecuencias salen fuera de toda proporción.
La reacción de los ciudadanos que presenciaron el hecho, que por lo visto tienen a la fuerza policiaca como enemiga y no como protectora, derivó en un enfrentamiento con la gente que disfrutaba del descanso dominical que la emprendió contra los uniformados con la intención de lincharlos, por lo que fue necesario concentrar en el sitio a personal de las múltiples corporaciones que campean en nuestra área conurbada, como fue el caso de la Policía Operativa del Estado y del Grupo de Armas Tácticas especiales, también conocido como GATES.
Lo más grave del caso es que al dar seguimiento periodístico a los hechos para efectos informativos, resulta que no es posible determinar el paradero ni de la persona herida ni de los al menos de diez detenidos de los que da cuenta el reportaje inicial.
Al ser entrevistado el Secretario del Ayuntamiento de la vecina población asegura que el Municipio presentó una denuncia formal ante la Procuraduría de Justicia sin embargo el Agente del Ministerio Público destacado en Matamoros niega haber recibido denuncia al respecto y niega además que persona alguna haya sido puesta a su disposición sujeta a investigación.
Lo anterior es aún más preocupante porque al abuso y la torpeza policiacos se suma la opacidad generalizada del Gobierno, porque pone de manifiesto una tendencia siniestra a ocultar hechos que deben ser conocidos a través de la noticia, para medir el pulso a las situaciones de riesgo y poner remedio mediante una colaboración conjunta entre gobierno y sociedad, que no es posible visualizar mientras la autoridad siga con la política del avestruz enterrando la cabeza en el suelo, haciendo de cuenta que no pasa nada.
Por ello es importante destacar que otra vertiente del trabajo periodístico realizado en el caso que nos ocupa, al entrevistar al Comisariado del ejido Los Ángeles, descubre que eventos como el que es objeto de comentario se repiten con frecuencia a pesar de los insistentes reclamos de los ciudadanos hechos a la autoridad municipal, en el sentido de que se aplique un criterio de sentido común en los operativos de esta índole.
El modus operandi de las policías de Coahuila empeñadas en que los ciudadanos les tengan miedo, es congruente con el talante autoritario, corrupto y abusivo del gobierno en turno, por lo que a pesar de la gran cantidad de recursos que se invierten en el rubro de seguridad pública, las cosas no mejoran. El régimen se muestra incapaz de generar y ofrecer una policía confiable, honesta y bien preparada, como resultado del viejo principio según el cual, nadie da lo que no tiene.