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Nuevo sol; mismo sol

No hagas cosas buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

No hay fecha que no se llegue ni plazo que no su cumpla. Observando esta inquebrantable regla, por fin concluyó la fatídica administración de Eduardo Olmos y ha iniciado desde el primer minuto de este año el mandato del ingeniero Miguel Riquelme.

Cada cambio de gobierno genera expectativas como es natural, pero particularmente en esta ocasión, las mismas son por arriba de la normalidad, y es que no hubo ya una sola voz que pudiera defender o argumentar algún punto a favor del cuatrienio anterior, salvo quizá, la respuesta que se tuvo en cuestión de la Policía municipal, pero ese es tema aparte.

Miguel Riquelme Solís asumió el cargo de alcalde de Torreón el pasado primero de enero, tal como lo marca la ley. Su cargo lo obtuvo en unas elecciones que se decidieron por apenas poco más de un punto porcentual; algunos miles de votos. La victoria del hoy presidente municipal fue tan estrecha que incluso su partido postulante, el PRI, obtuvo menos votos que su rival, el PAN, pero la alianza con los partidos "morralla" le dieron los suficientes sufragios para alzarse con la victoria.

Esa apretada victoria, fue producto fundamentalmente del desastre del Gobierno municipal anterior y además, con la fortuna de que el PAN tenía el triunfo en charola de plata, si sus distinguidos miembros influyentes y usufructuarios del mismo hubieran tenido la altura para elegir en ese momento al candidato natural, Jorge Zermeño. La decisión de los controladores de Acción Nacional fue otra y la candidatura fue para el hoy dos veces perdedor Jesús de León Tello; de la misma manera Zermeño hizo berrinche y contribuyó a que ganara el PRI antes que su compañero de partido.

Con ese antecedente, el presidente Riquelme trazó su ruta desde aquel distante julio, fecha en la que se celebraron los comicios. Así que tuvo mucho tiempo para planear, casi medio año entero para ir trazando los objetivos que pretenden distinguir su administración.

Sin embargo, pronto empiezan las decepciones si se observa con atención el nombramiento de algunos de sus colaboradores. Si alguien llegó a pensar que Miguel Riquelme es otro estilo u otro equipo, se encuentra en craso error.

Vamos repasando algunos de los recientes funcionarios. El nuevo Gobierno municipal tiene como primer regidor a Miguel Mery, suplente del mismísimo alcalde cuando éste no se encuentre en la ciudad. Mery fungió una buena parte del Gobierno de Olmos como Secretario del Ayuntamiento, quien en más de una ocasión tuvo que sacarle las castañas del fuego a su jefe, el entonces alcalde Olmos. El cargo de Secretario del Ayuntamiento es de suma trascendencia, por lo que es obvio que se tiene una cercanía natural con quien ejerce la presidencia, en el caso de Mery, su superior era el mismísimo Eduardo Olmos.

El Secretario del Ayuntamiento de Miguel Riquelme es el licenciado Jorge Luis Morán, quien tiene ya carrera larga política, y tiene experiencia amplia en seguridad y en el tema jurídico. No se puede refutar su capacidad, se le puede catalogar simplemente como un cercano colaborador del moreirismo, tanto del de Humberto como el de Rubén.

La tesorería ahora la encabeza Enrique Mota, el que también goza de buenas cartas credenciales, por supuesto que merece que se le otorgue un plazo razonable para que los resultados hablen por su capacidad.

El problema viene cuando Riquelme ratifica en su puesto a David Fernández como Director de Servicios Públicos, cuando una de las grandes deficiencias con Olmos fue ésa, ¡media ciudad está a oscuras! Y eso es sólo uno de los deberes que debía cumplir, y eso ya dice bastante.

Luego, contrata como Director de Vialidad al señor Guillermo Flores Sánchez, quien pese a tener un largo recorrido en dependencias policiacas, y experiencia y capacidad probada, en el año 2012 no pasó los exámenes de Control y Confianza.

Así las cosas: ¿de qué se trata alcalde Riquelme? No hay elementos para decir que Flores Sánchez no tiene la capacidad de dirigir eficientemente el tránsito y vialidad de la ciudad, pero el señor no pasó los exámenes.

Y aunque personajes cercanos a su administración, como el presidente del Consejo de Seguridad, Adolfo Von Bertrab o el presidente del Consejo de Vialidad, Víctor Frías respalden el nombramiento y contravengan la opinión del Comisionado Estatal de Seguridad, Ricardo Aguirre Cuéllar, de que el señor está impedido, la realidad es que disponer de la red de los agentes viales puede eventualmente ser una red de información inmediata de cómo se mueven las cosas en la ciudad. Los agentes de tránsito escuchan la frecuencia radial de la Policía, así que el dicho del Secretario Morán de que la dependencia en cuestión no tiene nada que ver con seguridad, aunque esté en otra parte del organigrama, es cuestionable.

Esos son botones que prueban que aunque ahora hay una nueva autoridad en Torreón, y se ha extinguido el defenestrado anterior, parece penosamente que el nuevo sol de hoy, es el mismo sol de ayer.

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