Claro. Osorio Chong confía en el trabajo del gobierno. (ARCHIVO)
El Gobierno mexicano aseguró ayer que "nunca se ha escondido nada" en torno al caso de la muerte de 22 civiles el 30 de junio en el municipio de Tlatlaya, en la que están involucrados varios militares, y que la investigación siempre ha estado abierta.
La fiscalía general abrió desde "un inicio" una investigación sobre los hechos y cuando "salieron estos nuevos elementos inmediatamente se incluyeron", dijo a Radio Fórmula el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, en relación a las revelaciones realizadas por algunos medios en torno al caso.
Destacó que cuando "se hicieron señalamientos internacionales y los locales" que contradecían la versión de la Secretaría de la Defensa de que los 22 presuntos delincuentes habían muerto en un choque con militares, la Procuraduría General de la República (PGR, fiscalía) ya había iniciado su investigación.
Una testigo dijo a la revista Esquire Latinoamérica que las 22 personas no murieron en un enfrentamiento de tres horas, como aseguró en un principio la Secretaría de la Defensa, sino que fueron asesinadas por los soldados después de haberse rendido.
Osorio señaló que tras las investigaciones "se reconocen excesos de parte de algunos militares" el 30 de junio pasado en Tlatlaya, una zona "muy lastimada por el crimen organizado" y donde las fuerzas federales ya estaban trabajando.
El titular de Gobernación admitió que se trata de hechos "negativos", pero insistió en que "nunca se ha escondido nada".
En declaraciones a la emisora MVS, dijo que a nadie le interesa más que al Gobierno "hablar con toda transparencia de lo que haya sucedido".
Al describir los hechos, señaló que el Ejército acude al lugar tras una denuncia de que había mujeres secuestradas en una bodega y es agredido por los delincuentes.