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Obama ante Israel

GENARO LOZANO

El Medio Oriente ha sido tradicionalmente un dolor de cabeza para la diplomacia estadounidense, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial cuando Estados Unidos se convirtió en la potencia mundial de Occidente y cuando se decidió la creación del Estado de Israel, gracias en parte al cabildeo del Yishuv en Estados Unidos y en la recién creada ONU en 1948.

Desde entonces, 12 presidentes estadounidenses forjaron una alianza cercana con el Estado de Israel, como su principal aliado en el Medio Oriente, armándolo y bajo la sospecha de que se le permitió que se convirtiera incluso en un Estado nuclear, fuera del Tratado de No Proliferación Nuclear, y bajo la sospecha, también sin confirmar, de que Israel realizó un ensayo nuclear en el Atlántico Sur en 1979.

No es un secreto que el lobby pro Israel en Estados Unidos es fuerte, que dona millones de dólares cada año a las campañas políticas, que tiene aliados en el Senado, en la Cámara de Representantes, en la Casa Blanca y en industrias forjadoras de opinión pública como el cine y la televisión. Tampoco es un secreto que en cada elección presidencial en Estados Unidos, en los medios empieza una pelea por ver cuál candidato es el "mejor amigo de Israel" y que una parte del electorado, especialmente en el codiciado estado de Florida y sus 29 votos electorales, vota de acuerdo con la percepción de qué tan cercano a Israel es un candidato. Adicionalmente, la diáspora de Israel en Estados Unidos ha tenido una influencia fuerte en el pensamiento estadounidense desde la era de la Colonia y en los movimientos progresistas y la izquierda desde el siglo 20.

Por todo ello, hoy Barack Obama se encuentra maniatado, como lo han estado sus predecesores en el tema del conflicto palestino-israelí. Maniatado porque aunque Estados Unidos ha sido el principal mediador, junto a la ONU, la Unión Europea y Rusia, de las pláticas de paz más recientes para el conflicto, la mediación estadounidense no logra detener las agresiones del Ejército israelí, sus violaciones al derecho internacional y a los acuerdos que desde 1967 tanto el Estado de Israel como la Autoridad Nacional Palestina firmaron para reconocer sus fronteras.

Con el premier Netanyahu, Israel ha fomentado construcciones nuevas de asentamientos para 55 mil israelíes en territorios palestinos que hoy están ocupados, como denunció el presidente palestino Mahmoud Abbas en el diario Haaretz el mes pasado. Esos asentamientos son ilegales y son parte del problema, tanto como la intransigencia y la violencia terrorista del brazo armado de Hamas.

El jefe de la diplomacia estadounidense John Kerry ha fallado descomunalmente en sus intentos por alcanzar un cese al fuego definitivo. No sólo porque Estados Unidos no reconoce al brazo político de Hamas y tiene nula influencia con el brazo armado de Hamas, que ha violado el cese al fuego, sino porque no ha podido tampoco influir en Netanyahu para que detenga los asentamientos en territorios ocupados. Es cierto, no se puede negociar con un actor que ha declarado que su objetivo número uno es la destrucción del Estado de Israel, como ha declarado el brazo armado de Hamas; pero tampoco se puede negociar con un Estado que sigue violando el derecho internacional con sus asentamientos, como continúa haciendo Israel. Medio Oriente es un desastre para la política exterior de Obama con Kerry.

Un último punto, como ha señalado el experto Khaled Elgindy, de la Brookings Institution, la diplomacia estadounidense ha fallado porque desconoce la legitimidad del brazo político de Hamas en la política palestina. Tanto Fatah como Hamas tienen el derecho a participar en la política palestina y en buscar la unidad política del pueblo palestino. Es hora de que EU y su aliado Israel entiendan ello, detengan la construcción de nuevos asentamientos israelíes y de que Israel acepte la Iniciativa de Paz Árabe y así se evite una Tercera Intifada. De lo contrario, Obama se unirá al fracaso de sus 11 predecesores que no lograron facilitar la creación de dos estados, el israelí y el palestino, y dejará ese pendiente a quien lo suceda.

Politólogo e Internacionalista

Twitter @genarolozano

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