Obama, después de perder las elecciones intermedias, toma la iniciativa política que perdió hace años y demuestra que sus dos últimos años en la Casa Blanca serán para escribir su legado
En estos tiempos cada día son más escasas las buenas noticias. Vivimos un mundo de incertidumbre y enfrentamientos, en donde ya nos acostumbramos a que la nota del día sea un acontecimiento cruel, un desastre o una epidemia; el ébola, la matanza salvaje de los talibanes en la escuela de Peshawar o los 43 desaparecidos en México. Pero de pronto, el mundo se sorprende porque informan que Estados Unidos y Cuba deciden normalizar sus relaciones y con ello dar fin al último episodio de la Guerra Fría. Para una Navidad que anunciaba tragedias y matanzas, no está nada mal este anuncio. Por cierto, en esta negociación México estuvo completamente ausente.
El presidente Obama, después de perder las elecciones intermedias, ha decidido tomar la iniciativa política que perdió hace años y demostrar que sus dos últimos años en la Casa Blanca serán para escribir su legado. En unas cuantas semanas logró un acuerdo bilateral con China para reducir los gases contaminantes; más tarde anunció un programa para regularizar a cinco millones de inmigrantes, que equivale a una reforma migratoria desde la presidencia, y ahora encabeza el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba después de 53 años de ruptura. No está mal para un presidente que ha perdido la mayoría en las dos cámaras del Congreso, que le quedan dos años de su último gobierno y al que ya le llamaban un pato cojo. Tarde, pero sin prisa, el presidente Obama vuelve a decir "Yes, we can".
Barack Obama se tardó años, pero ahí está para decirles a los cubanos que hace falta un nuevo enfoque porque 50 años de una política de bloqueo y guerra fría no han servido para nada. Porque Estados Unidos mantiene desde Nixon una intensa relación comercial con China y después con Vietnam, pero no se atrevía con su vecino que se encuentra a 90 millas. En mi generación crecimos con la historia de la revolución cubana, la crisis de los misiles y el embargo, pero hemos visto circular al menos a diez presidentes estadounidenses con la misma tara del bloqueo. Vimos a Castro hablar horas y días en contra de su vecino y también lo hemos visto retirarse del poder y dejar a su hermano en la silla. Vimos a Cuba vinculada a la URSS, más tarde vimos caer el Muro de Berlín y la desaparición de la URSS y ahora somos testigos de este acontecimiento histórico.
Por lo pronto se acordaron tres puntos, una relación diplomática con apertura de embajadas, un replanteamiento y colaboración en temas negros (narcotráfico, terrorismo, etc.) y una apertura para viajes, telecomunicaciones y correo postal. En Cuba el presidente Raúl Castro agradeció y demandó que se debe terminar con el bloqueo para normalizar la relación. Pero eso será un poco más complicado porque se necesita que el Congreso apoye y con una mayoría republicana no será sencillo de lograr. El bloqueo está materializado en una maraña de leyes que será necesario empezar a desmontar. Pero el anuncio inicial destaca acuerdos para normalizar: viajes, remesas, ventas y exportaciones, transacciones, comunicaciones y reducción de sanciones.
La sorpresiva noticia vino después de una serie de reuniones, encuentros y llamadas telefónicas que lograron a lo largo de meses de negociación abrir una puerta que se había cerrado a principios de 1961. En el tablero un jugador discreto ha movido sus fichas para empujar decisiones importantes: el papa Francisco ha mostrado ser un político de altos vuelos y ha logrado una ayuda importante para cambiar esta guerra fría en una oportunidad para la política. Quizá esta Navidad será diferente como lo dice el gran escritor cubano Leonardo Padura: "Como mi madre, como mi esposa, como yo, muchos cubanos recibimos la noticia casi como si se tratase de una revelación. Asombrados, aturdidos, alegres, como recién despertados de un sueño que se había convertido en una interminable pesadilla... Porque el diferendo ya histórico -y queremos creer que en fase de superación- entre Cuba y Estados Unidos ha marcado la vida de tres generaciones de cubanos y ha dejado en todos nosotros alguna huella más o menos dolorosa, incluso trágica en ocasiones" (El País, 19/XII/2014).
PD. A pesar de todo, les deseo una Navidad en paz…
Investigador del CIESAS.
@AzizNassif