'Olvidan' primera fiesta nacional

Diez días después de las fiestas patrias y en México se han retirado ya los adornos de las calles, no se lanzan fuegos artificiales por las noches e incluso se han comenzado a bajar algunas banderas de los espacios públicos.

Los gobiernos de todos los niveles han removido ya casi toda la publicidad relacionada a los "héroes de la Patria", sus hazañas y hasta sus frases célebres, la normalidad y la rutina regresan a los hogares, escuelas y sitios de trabajo de México.

La mayoría de los mexicanos sólo reconocen los días 15 y 16 de septiembre como las fechas de celebración nacional, se festejan la "libertad", "la soberanía"y otros términos patrióticos similares, es una de las pocas fechas que logran aglutinar a casi toda la sociedad en torno a una fiesta en común.

Sin embargo, en contra de todas las creencias populares y hasta de las determinaciones del gobierno, fue hasta el 27 de septiembre de 1821 cuando se festejó por primera vez la Independencia, por la mañana de ese día entraba a la Ciudad de México el Ejército "Trigarante", la primera fuerza de la milicia como país separado de España.

El verde, blanco y rojo pintaban las calles de la ciudad por primera vez, gran parte de la población esperaba en las orillas de las vialidades, en balcones, y hasta sobre los edificios a que pasara el nuevo héroe de los mexicanos, quien luego de once años de lucha, miles de muertos y devastación logró la unión de diversas fuerzas militares y diplomáticas para que México iniciara su camino como nación independiente.

Antes de las once de la mañana de esa fecha llegó por fin el héroe de aquel nuevo país, no se trataba de Miguel Hidalgo, ni José María Morelos, ambos habían sido asesinados en los primeros años de la lucha, era Agustín de Iturbide.

Agustín de Iturbide y Arámburu era hijo de españoles, estratega militar y uno de los principales defensores de la corona de España, incluso combatió y derrotó en batalla a personajes como Morelos para proteger el sistema de la Nueva España. Al estallar el movimiento que impulsó el cura Hidalgo en 1810 fue invitado a unirse y pelear contra el virrey, sin embargo, rechazó la oferta.

"Hidalgo y los que le sucedieron destruyeron fortunas, radicaron el odio entre europeos y americanos, sacrificaron millares de víctimas... aniquilaron la industria y aumentaron los obstáculos para lograr la misma (independencia)", señaló Agustín de Iturbide en documentos que posteriormente conformaron sus memorias oficiales.

El éxito de Iturbide lo llevó incluso a comandar las fuerzas del Ejército Realista, una y otra vez detuvo los embates de los insurgentes y ganó fama como estratega, con el paso de los años la lucha iba cobrando cada vez más víctimas y la dinámica socioeconómica de la Nueva España iba en decadencia.

Mientras tanto, en España la amenaza de la ocupación francesa ocupaba recursos y fuerzas militares, eventualmente se volvería insostenible el gobierno virreinal de México, que para antes de 1820 estaba en medio de una crisis evidente.

De todos los insurgentes, solamente Vicente Guerrero realizaba los ataques más significativos a las fuerzas Realistas, aunque reducido y afectado por la gran cantidad de batallas, el poder militar de Guerrero era considerado como el principal oponente de Iturbide.

Con un país sumido en la pobreza, con escasez de alimentos, de trabajo, con gran inestabilidad política y de otros factores negativos, fue que el mismo Agustín de Iturbide decidió evitar más años de guerra y terminar con la resistencia, su estrategia fue unirse a Guerrero a pesar de que contaba con ventajas como un mayor armamento y su ejército tenía una preparación militar efectiva.

Hacia 1820, el mismo Iturbide visualizaba un mejor panorama como nación independiente, aunque fiel al sistema de monarquía, objetivo por el que comenzaría a trabajar desde el plano pacífico, en salones llenos de aristócratas e incluso con representantes de países extranjeros, les hizo ver que la única alternativa para la reconstrucción de aquella sociedad era lograr una independencia.

La alianza Guerrero-Iturbide finalmente se concretó, luego de varios meses de negociación tensa, un 10 de febrero de 1821. "En aquel encuentro quedó de manifiesto que el camino de la lucha armada era ya innecesario, lo que ocupaba en adelante era la reconstrucción de un país", indicó el historiador Lucas Alamán en una de sus reseñas sobre el movimiento de la Independencia.

Junto con Guerrero, en demanda de diversos representantes de la sociedad de la época, Iturbide se dispuso a redactar los tres ideales del nuevo país: Independencia para México, la religión católica como única y la unión entre americanos en un sólo territorio.

Para el 24 de febrero de ese mismo año firmó oficialmente el Plan de Iguala, se formó el Ejército de las Tres Garantías (Trigarante) y se programaron acciones para lograr el retiro de las fuerzas españolas del territorio nacional.

Lejos de incitar a más batallas, Iturbide negoció en agosto con el virrey en turno, Juan O→ Donojú, para que se redactara oficialmente un acuerdo en el que se reconociera la Independencia de México, así llegaron los Tratados de Córdoba, la rendición de España era un hecho y nacía una monarquía constitucional libre.

La noticia se difundió rápidamente entre todos los rincones del país, incluso en otras naciones ocupadas por España en América.

Para inicios de septiembre ya se convocaba al pueblo a celebrar la libertad, las fuerzas del Ejército Trigarante entrarían a la Ciudad de México por la mañana del 27 de septiembre de 1821, la fiesta estaba preparada.

 DE HÉROE A VILLANO