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Optimismo por las reformas; aquí no tanto

No hagas cosas buenas…

ENRIQUE IRAZOQUI

En una junta bancaria celebrada ayer en Torreón, altos ejecutivos de la institución auspiciante hacían una presentación sobre los resultados de la economía mexicana en el año 2013, así como los pronósticos de desempeño para este nuevo año.

En general, las expectativas son halagüeñas desde el punto de vista los banqueros. Según sus análisis, las reformas estructurales traerán un desarrollo mayor para el país. Con cierto júbilo, se hacía énfasis que dentro del paquete reformador, se incluyeron normas que impedirán que los gobiernos estatales y municipales puedan endeudarse de manera irresponsable (en el caso de Coahuila, ¿ya para qué?, si estamos hipotecados por veinte años) De igual forma se celebraba que las facultades del IFAI (Instituto Federal de Acceso a la Información) son mayores y esto obligará a mayor transparencia en la administración de los recursos públicos, lo cual, sin duda ocurrirá.

Obviamente la Reforma Energética es la que mayor expectativa genera porque en apariencia, además de que la nueva normatividad permitirá generar condiciones para que el petróleo que se encuentra en aguas profundas pueda ser extraído, así como las posibilidades de que las oportunidades sean aprovechadas por los privados, las carencias de infraestructura energética, ya sea en la transportación de hidrocarburos, así como la explotación del gas Shell, entre otros.

Igualmente se podrá ya generar electricidad y ser ofertada o en caso adquirida de acuerdo al mercado, y ya no al monopolio estatal. Todo esto, obvio, generará mayor riqueza, de ahí el motivo de satisfacción de la banca.

En la misma presentación, de manera somera se descalificó la Reforma Fiscal, que es básicamente una reforma que exprime a las clases medias pertenecientes a la economía formal, y en resumidas cuentas friega a los de siempre, ampara a los informales y el resultado es solamente recaudador, lejos quedó de ser una reforma que ampliara la base de contribuyentes, procurando una mayor justicia y convertirse en promotora del crecimiento. Pero casi en el mismo tenor, se le dio la misma calificación a la Reforma Laboral, aunque sí se dijo que su contenido en cierta forma abarata costos de contratación que a la postre puede darle mayor competitividad a la economía mexicana.

¿A qué viene este comentario de las reformas? Principalmente, a la visión contrastante de los altos ejecutivos bancarios, que tienen un campo de acción nacional, con la realidad que los empresarios locales padecen. Pues mientras en las grandes corporaciones la visión es positiva, los hombres de empresa laguneros viven otra realidad. Habrá que esperar los dividendos de la Reforma Energética, si es que en la práctica traen beneficios, como debe ser. En tanto la Financiera, que ciertamente ayudará un poco, la del IFAI (que servirá más para justos escarnios a políticos rateros que a otra cosa) y de la de Comunicaciones, que dicen traerá más competencia (tarifas telefónicas, de conexión de Internet, etc.).

Sin embargo, vale la pena detenerse en la Laboral, porque es un tema que hoy nos ocupa debido al desfalco legal del que va a ser víctima el Simas de Torreón.

Esta semana, se da a conocer que el Simas tiene pasivos de 13 millones de pesos debido a que ha perdido varios juicios laborales sucedidos entre 2011 y el presente. El más grave de ellos es el que les ganó el excontralor Petar Petrov, que obtuvo un laudo a su favor por 3.5 millones de pesos.

Al darse a conocer esta situación jurídica financiera, rápidamente se buscó por parte del gobierno, endilgar la responsabilidad al despacho jurídico contratado para hacer la defensa. La respuesta de los abogados, es que ciertamente empezaron a defender al Sistema, pero sencillamente les dejaron de pagar sus emolumentos y por ello se retiraron de los asuntos. El resultante es que los juicios no fueron atendidos y hoy hay beneficiarios de 13 millones de pesos, en detrimento por supuesto de los ciudadanos de Torreón.

Así pues, no habrá responsable de tal despojo, nuevamente ahora hecho al Simas, pero ahora mediante laudo laboral. Los demandantes sabían que la ley del trabajo permite que ocurran estos desfalcos, porque un trabajador puede pedir las perlas de virgen y cualquier descuido de la defensa puede condenar al patrón de manera brutal, como es el caso de Simas. Vaya, ¿qué equilibrio o justicia puede haber cuando ese señor Petrov se llevó 3.5 millones de los torreonenses?, ¿a cambio de qué? Pues a cambio de haber sido hábil para aprovechar una marco jurídico laboral que permite esos atropellos y que en las festejadas reformas, apenas si se pudieron limitar, pero no evitar (los salarios caídos se detienen al año, no de manera indefinida hasta resolver el laudo). La Ley Federal del Trabajo permite mediante argucias procedimentales, poder despojar de liquidaciones desproporcionadas a un patrón que no se defiende adecuadamente, en el caso de Simas, a un patrón negligente.

Así las cosas, el júbilo que quiere despertar el Gobierno federal por la consecución de las reformas estructurales (y qué bien que las hubo, y su mérito deben tener) no es la panacea, o por lo menos no aquí. Falta mucho por hacer, y en el caso local, bastaría primero por poder sancionar a quienes saquearon a Torreón y Coahuila por diferentes medios recientemente, entre ellos el laboral, al que hay que agregar a la larga lista de desfalcos.

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