Muchos tenemos la esperanza de que este año sea mejor que el anterior, no tanto por los oficios de nuestras autoridades, sino por la expectativa de que mejorará la situación en Europa y Japón, así como que se logrará la consolidación de la recuperación estadounidense, que ha probado ser un motor crucial para nuestra economía.
Las autoridades de EU siguen esforzándose para consolidar un crecimiento sano de su economía y reducir a niveles aceptables la tasa de desempleo, por lo que si bien no pueden seguir con una política fiscal expansiva, la Reserva Federal (Fed) será muy cuidadosa en el retiro de sus políticas monetarias extremadamente laxas.
Es probable, por tanto, que en el transcurso del primer trimestre sigan reduciéndose lentamente las compras de bonos por parte de la Fed, pero al mismo tiempo las tasas de interés de corto plazo se mantendrán excepcionalmente bajas hasta quizá mediados de 2016.
Esto contribuye a que los pronósticos más recientes de crecimiento en 2014 para EU (alrededor del 2.8 por ciento) se ubiquen en casi un punto porcentual por encima del registrado el año pasado, lo que es una buena noticia para nosotros, puesto que las perspectivas de nuestra economía dependerán, como ha sido el caso en años recientes, de que EU continúe su proceso de recuperación, sin complicaciones asociadas a su debate fiscal y al retiro paulatino de los estímulos monetarios.
Las políticas públicas de la administración de Enrique Peña Nieto serán, por lo menos en el arranque del año, negativas para el crecimiento. El alza de impuestos representa un freno para la actividad económica, y los costos asociados a las varias medidas de fiscalización y control, como es la Ley de Prevención del Lavado de Dinero, serán un desaliento adicional para la actividad productiva.
Por su parte, las reformas de telecomunicaciones y energética no tendrán un impacto relevante en el devenir económico del país durante este año. Es más, es posible que en el caso de la energética no se vean resultados concretos y tangibles sino hasta, en el mejor de los casos, 2016.
En dicho contexto, el comienzo del año será lento y no será sino hasta la primavera que la actividad económica agarre tracción, colocando el crecimiento del Producto Interno Bruto para 2014 entre 2.5 y 3.5 por ciento, nada espectacular pero superior al magro uno por ciento registrado en 2013.
Por su parte, las variables monetarias y financieras lucen en México, por lo menos en el arranque del año, sin grandes sobresaltos. No anticipo en este año variaciones importantes en los niveles de la inflación y las tasas de interés (salvo por el efecto de los impuestos y el transporte colectivo), pero seguirá la volatilidad en el precio del dólar.
La inflación continuará tercamente por encima de la meta oficial, principalmente por el efecto de los incrementos en las tarifas del transporte colectivo y las alzas de impuestos. Superará, sin duda, a la del año pasado, ubicándose entre 4.5 y 5.5 por ciento. La cota superior será más fácil de alcanzar en tanto mayor sea la proporción del incremento de impuestos que se traslade a precios para el consumidor.
Este comportamiento de los precios hará que nuestras autoridades monetarias adopten una postura cautelosa en el manejo de las tasas de interés internas. Ellas quisieran mantenerlas sin cambio durante el año, pero al final eso dependerá del comportamiento de la inflación y del efecto que tenga sobre nuestras variables financieras y el precio del dólar el retiro de los estímulos monetarios en EU.
No olvidemos, sin embargo, que su nivel actual no es sostenible en el largo plazo. Las tasas de interés de corto plazo como los Cetes registrarán una tendencia a la alza tan pronto comience la Fed a subir su tasa de referencia, lo que ahora se piensa pudiera ocurrir hacia mediados del 2015.
La cotización del dólar seguirá volátil y sujeta a la incertidumbre respecto a los tiempos y montos en que se disminuirán los estímulos monetarios en EU.
No obstante, nuestras autoridades y diversos analistas tienen la expectativa de una entrada espectacular de capital externo como respuesta a la reforma energética. Considero bastante remoto que este vaya a ser el caso en 2014 y, hacia delante, dependerá de leyes secundarias y reglamentos que todavía no existen.
Por consiguiente, las estimaciones oficiales y de la mayoría de los analistas sobre el precio del dólar se antojan muy optimistas. Me parece que este año, por lo menos, la política monetaria de la Fed tendrá un efecto mucho más importante sobre los flujos de capital que la reforma energética, por lo que la cotización de la divisa estadounidense es probable que hacia fines de año se ubique por encima de los 13 pesos en nuestro país. Más sobre este tema la semana próxima.