David Bowie y Mick Jagger.
Tony Bennet (88 años) y Lady Gaga (28) han decidido que la edad no debe impedir una relación musical y esta semana han anunciado un disco conjunto, Cheek To Cheek, de versiones de jazz para el mes de septiembre.
La combinación de mítico crooner y estrella del pop puede parecer extravagante pero es una socorrida fórmula de la industria musical para ganar público y, por supuesto, dinero. Eso sí, en la mayoría de los casos, cada artista mantiene su personalidad y el cóctel puede quedar soso o demasiado alcohólico.
En este club de "juntos pero no revueltos" hay auténticos especialistas.
El camaleónico David Bowie no dudó en los lejanos setenta interpretar el villancico El Tamborilero (Little Drummer Boy) junto al mítico Bing Crosby en un programa de televisión. La canción quedó redonda y, gracias a la red, hoy día, disfrutamos de este entrañable y empalagoso tesoro.
Otras parejas de "hecho" del Duque Blanco han sido Mick Jagger con quien pegó botes haciendo una versión de Dancing in the Street de Martha and The Vandelas, de la que también hay constancia en internet, o un popurrí junto a Cher en otro programa televisivo.
En este campo de intercambios, no hay que ir muy lejos. El propio Bennet ya ha publicado tres discos de duetos, uno de ellos con artistas latinos.
En territorio hispano hay estrellas "todo terreno" dispuestas a compartir apartamento, cocina y hasta cepillo de dientes. Sara Montiel, Raphael, Camilo Sesto, Mago de Oz, Los Panchos, Julieta Venegas, entre otros, tienen un punto en común: Alaska.
Con todos ellos, la hispanomexicana ha interpretado alguna tonadilla popular tanto en un plató televisivo, en un videoclip o en una fiesta patronal.
No importa el escenario, el amor no distingue de alturas. Por debilidad personal nos quedamos con Quiero un camión, una canción feliz de una pareja atípica formada por Alaska y Loquillo.
Slash, el mítico guitarrista heavy de Guns N'Roses -el del gorrito, las gafas de sol y los rizos-, ha prestado su supuesta mala imagen para compartir canciones con Marta Sánchez o Paulina Rubio. Sobra decir que el asunto no funcionó.
Más picante es el tipo de pareja sonora relacionada con el mito de la mujer madura. Y en este caso sí hay ejemplos de mucho éxito.
Nadie en el planeta Tierra que lo haya visto puede olvidar a Montserrat Caballé junto a Freddie Mercury cantando, dándolo todo, Barcelona, una canción de promoción de los Juegos Olímpicos de 1992 que todavía entonan algunos turistas en las noches de las Ramblas.
El mundo del espectáculo está lleno de ejemplos de parejas imposibles o de discos en plan de "mejilla con mejilla", en los que el agua y el aceite combinan y se mezclan gracias a la tecnología digital, la pericia del ingeniero de sonido y la astucia del promotor discográfico.
Según los expertos del sector, todo es cuestión de química. Como en cualquier otra pareja -colaboración-, todos podemos pensar que la relación no va a funcionar, pero en el amor y, sobre todo, en los negocios, la vida hace extraños compañeros de cama.
Éxitos después de la muerte
Está claro que el amor no tiene fronteras de edad y para la industria del espectáculo la muerte no va a estropear el negocio.
Sólo hay que ver el número de discos de duetos de artistas que, una vez fallecidos, resucitan para compartir con otro cantante una alegre tonadilla y, de paso, pagar las deudas que dejó a sus herederos.
Michael Jackson ha protagonizado este año el último mensaje de ultratumba. La brillante canción Love Never Felt So Good que canta a la par con Justin Timberlake, nos ha acompañado durante este verano y ha recordado el respeto que se debe a los muertos.