Desde los inicios de la Comarca Lagunera, el agua ha sido un factor fundamental para el desarrollo agrícola, pecuario, industrial y urbano.Esta región cuenta con una importante disponibilidad de agua al recibir los escurrimientos que se captan en los ríos Nazas y Aguanaval, así como con las aguas subterráneas de los ocho acuíferos que existen en la parte baja de ambos ríos. Las aportaciones de los ríos son variables e impredecibles, porque dependen de las lluvias en las partes altas de los ríosque están sujetas a la humedad proveniente de los ciclones en los océanos. A diferencia de los ríos, los acuíferos son reservas de agua más estables al estar menos supeditados a los cambios anuales en la precipitación pluvial. Desde 1840, antes de que se fundaran Torreón y Gómez Palacio, se inició en la región el riego de diversos cultivos, destacando el algodón y el trigo.En aquella época se aprovechaban en la agricultura las erráticas avenidas del río Nazas y a finales de ese siglo ya se complementaba el riego del algodón con aguas subterráneas. En aquel entonces se sembraba el algodón de marzo a abril con la humedad obtenida durante septiembre y octubre del año anterior con las avenidas del río. Para contar con suficiente humedad en los suelos, se anegaban las parcelas con grandes volúmenes de agua de hasta un metro de altura. En los siguientes meses de mayo a julio se aplicaban riegos adicionales con agua subterránea para el desarrollo del algodón, ya que en esos meses no se presentaban escurrimientos en el río. La práctica de aniego por inundación de los predios, con el fin de aprovechar las avenidas de los ríos, se aplicó por muchos años.En el reparto agrario de 1936 se dotaron tierras con una superficie mayor a la que se podía regar, lo que creó una demanda de agua mayor a la disponible. Con la apertura de la presa Lázaro Cárdenas en 1946, se asignaron los volúmenes de riego a los usuarios de acuerdo al agua almacenada, con lo que se logró la programación oportuna de los riegos del algodón y de otros cultivos y se pudo almacenar reservas para los años subsiguientes, lo que motivó un cambio tecnológico en las prácticas de riego con un uso más eficiente del agua. Al eliminarse la incertidumbre de las avenidas del río Nazas, ya no se requería el aniego tan abundante, reduciéndose las láminas de riego. El gran auge del algodón se dio desde finales de 1800 y principios de 1900. Durante los años 30’s hasta finales de los 50’s, se sembró la mayor cantidad de algodón, con superficies de más de 80, 000 Has, frecuentemente superiores a las 100, 000 Has, destacando el año de 1944 con 142, 000 Has. La superficie sembrada dependía del volumen anual de escurrimientos del río Nazas, que fluctuaba desde menos de 800 millones de metros cúbicos (Mm3) hasta más de 1, 400 Mm3. Aun cuando se ha mencionado que el cultivo del algodón decayó en la década de 1950, éste siguió sembrándose hasta 1990.Todavía a mediados de los 70’s hasta 1990 se cultivaron importantes superficies del orden de 60, 000 a 100, 000 hectáreas( Has), para después decrecer abruptamente. Es a partir del año 1994 y hasta 2012, que se retoma con altibajos este cultivo, llegando a sembrarse hasta 20, 000 Has. Paulatinamente se han ido incorporando mejores técnicas de riego que han contribuido a un uso más eficiente del agua, aun cuando falta mucho por hacer. Los cultivos de la región se han ido diversificando, sembrándose ahora forrajes, algodón, frijol, maíz, nogales, hortalizas, melón y sandía, entre otros, en una superficie de 175, 000 Has, de las cuales 115, 000 Has corresponden al valle donde se ubica la zona conurbada. Desde entonces han transcurrido más de 170 años, durante los cuales el agua ha sido un factor muy importante para el progreso de la región. Actualmente existe disponibilidad de agua en la cuenca, sin embargo, ahora su utilización debe efectuarse de manera ordenada y eficiente. Con una visión a futuro, recientemente se ha propuesto un plan para el abasto sustentable del agua en la Comarca Lagunera con diez acciones prioritarias, entre las que se incluye la tecnificación de la agricultura. En la medida en que se apliquen estas acciones, permitirán asegurar la disponibilidad del agua para todas las actividades en el largo plazo.
