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Pasársela bien

A la ciudadanía

MANUEL VALENCIA CASTRO

Ahora que terminan las fiestas navideñas, de fin de año y del día de reyes, se nos acaba también de manera drástica, la vida placentera de la convivencia frecuente con nuestras amistades y parientes, se reduce por otro lado, la intensidad placentera del estímulo de nuestros sentidos, en especial del disfrute gastronómico. Como casi siempre ocurre, la magia de la temporada nos da la fuerza para hacer a un lado la culpa y abrir un período de tolerancia para darle vuelo al gusto, y dejarnos caer con los tamales, buñuelos, atole, champurrado, una piernona de pavo, sin la piel porque hace daño, el menudo de la madrugada y desde luego, no puede faltar, la diversa variedad de bebidas que complementan el atracón. Es tan intensa la experiencia, que durante un tiempo, sentiremos como si nos faltara algo.

Ahora viene la temporada en la que no sólo se alejan las fiestas, también disminuye la intensidad, y empieza a aparecer el problema de siempre ¿qué hacer para pasársela bien?, ¿adónde ir?, ¿qué opciones tengo? Desde luego, en mis tiempos libres. Por lo general, cuando contestamos a estas preguntas, se nos cierra el mundo y las opciones se reducen de tal modo, que siempre terminamos diciendo que en la Laguna no hay a donde ir o muy pocas cosas que hacer, un círculo vicioso que nos acerca al aburrimiento y aún peor a la peligrosa abulia.

Desde luego, muchos nos hemos dado cuenta que se han estado abriendo opciones tanto urbanas como rurales para divertirnos sanamente y a un costo bajo, algunas de ellas están aun en proceso de llegar a ser sitios agradables como el bosque que se construyó al oriente de Torreón. Otros quedaron en el olvido y para recordárnoslo quedó sólo una muestra de los que pudo ser, me refiero al parque que se construiría a lo largo de la margen derecha del lecho seco del Río Nazas, del lado de Torreón, y que luego, uno o dos años más tarde, algunos empresarios y una universidad privada de Gómez Palacio respondieron para la margen derecha, con una propuesta prácticamente inviable. Pero hay otras opciones que merecen ser mencionadas. En Torreón, con muy poco apoyo del gobierno municipal, se han promocionado por parte de la ciudadanía organizada, actividades recreativas de baja emisión de gases de efecto de invernadero, bienvenidas estas diversiones bajas en emisiones. Destacamos desde luego el Paseo Colón, el cual dicho sea de paso merece una buena replanteada y volver a sus objetivos pristinos.

Del Paseo Colón, surgieron nuevas inquietudes, quizá los productos más exitosos del mismo que se fueron dando gracias a las iniciativas ciudadanas. Destaco el ofrecimiento de actividades recreativas como el caminar, correr y pasear en bici, todo esto en contextos distintos.Moreleando de vuelta al Centro, con una oferta cultural y creativa que avanza hacia la recuperación del centro a paso firme, poco a poco se establecen nuevos negocios, y se sigue picando piedra en pos de convertirla en una arteria peatonal permanente. Quienes hemos vivido la experiencia avasallante de las calles peatonales en el DF y en San José de Costa Rica, no deja lugar a duda las miles de personas entrando y saliendo de los negocios, estimulando la actividad económica a un nivel varias veces superior a cuando circulaban los coches. Se va a lograr.

El otro evento que nos ofrece un rato agradable con paseos en bicis por nuestras tres ciudades, es el colectivo Ruedas del Desierto, el cual se ha posicionado y ha crecido enormemente. De este colectivo, nuevos grupos se organizan para ampliar por un lado el número de salidas, además de las tradicionales pedaleadas del miércoles, jueves y sábado, se ha organizado el grupo de la piña, el de los intrépidos punkcicletos, y una combinación de todos ellos para hacer excursiones a sitios de interés fuera de las zonas urbanos. Basta con ver las fotografías para entender el grado de disfrute de estos ruedas del desierto.

Sin embargo, todas estas iniciativas ciudadanas se han hecho con mucho esfuerzo y con la participación de un grupo amplio de organizadores, los riesgos de andar en bicis siguen vigentes y en aumento, le toca a los servidores públicos recién electos en los tres municipios, poner lo que les corresponde, primero, cumplir con la demanda de un sector de la población que se la ha jugado en espacios que habían dejado de ser públicos, creando las condiciones de infraestructura y de políticas públicas para que se pueda uno divertir o trabajar en su bici reduciendo emisiones y sobre todo, sin riesgo de ser atropellado.

En Gómez aún no dan color, esperamos que pronto se incorporen a la nueva dinámica que se está viviendo en la laguna, el biclatur del Miguel Alemán tuvo éxito y de continuarse, se podría mejorar muchísimo si la voluntad política lo permite. Hasta en la obtención de un fantasmagórico Premio de Ciudad Lectora, se contribuyó en este evento. Confiamos en la creatividad del equipo que está manejando Ecología municipal, pero no se tarden o quedarán fuera de la dinámica que está ocurriendo no sólo en la región sino también a nivel nacional.

Como no me queda espacio para hablar de la oferta rural, una nueva forma de divertirse en sitios verdaderamente bellísimos, lo dejo para mi siguiente colaboración.

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