En lo que constituye la última y nos vamos, durante el primer trimestre del año la Secretaría de Hacienda le aumentó ligeramente la carga tributaria a Petróleos Mexicanos en afán de compensar la caída de sus ingresos, con lo que el monto tributado alcanzó el escándalo de 210 mil 106 millones de pesos
La cifra equivale a 120% de las utilidades obtenidas por la aún empresa paraestatal, cuyo nivel había alcanzado la cifra récord de 174 mil 151 millones de pesos, equivalente a poco menos de la tercera parte de sus ventas totales por 409 mil 934 millones de pesos.
La utilidad bruta había alcanzado 196 mil 662 millones.
Naturalmente, el colosal fardo provocó una pérdida de 35 mil 822 millones de pesos, ocho tantos mayor a la registrada en el mismo lapso de 2013, cuyo monto alcanzó 4 mil 377 millones.
Y aunque la esperanza de la empresa pública era que se le permitiera un tanque de oxígeno frente a la asfixia en la magia de la reforma energética, hete aquí que la reducción en el corto plazo apenas será significativa.
De acuerdo a lo previsto en leyes secundarias, ésta se reducirá de 75 a 65% en un escenario gradual a agotarse en una década, lo que implica un punto porcentual por año.
El compromiso es garantizarle el fisco un mínimo de 4.8% del Producto Interno Bruto.
Y aunque México ya no será campeón mundial en materia de carga fiscal a su petrolera, dado que en Noruega el monto a tributar equivale a 71.7% de los ingresos y en Venezuela a 69, lo cierto es que ni la petrolera Statoil ni Petróleos de Venezuela arrastran los problemas de Pemex.
Estamos hablando de la colosal deuda que enfrenta la empresa paraestatal, que a decir de los expertos supera el valor de sus activos; de la falta de reservas para hacer frente a las solicitudes de pensiones y jubilaciones de sus 160 mil trabajadores; de las exigencias que impone el contrato colectivo para subsidiar al Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana; de los exagerados costos de operación que equivalen a ocho tantos los de cualquier empresa del Medio Oriente…
Pemex, pues, llegará a la apertura hacia empresas extranjeras con enormes desventajas, por más que la Secretaría de Hacienda anuncia como un gran logro el que sacará las manos de la empresa pública, lo que implicaría que ésta tome sus decisiones, empezando por crear su propio presupuesto.
Por lo pronto, parece misión imposible que se le respete a Pemex el pliego petitorio formulado en la llamada ronda cero, en que reclama el mantener intactos los campos que actualmente explota, así como los prospectivos en tierra firme, y algunos en aguas profundas.
De hecho, en este último escenario su papel, en el mejor de los casos, será ser parte minoritaria de consorcios que le entren a la tarea exploratoria.
En el caso de vetas en aguas someras como la cuenca de Cantarel en la sonda de Campeche, se le impondrán socios.
En el proceso de apertura en Brasil, el gobierno le permitió a Petrobras, su carta energética, mantener intacto el escenario que había planteado en la ronda cero.
Ahora que si Petróleos Mexicanos peleará con un brazo atado, la Comisión Federal de Electricidad lo hará con los dos. Bajo la perspectiva que plantean las leyes secundarias, la aún paraestatal perderá 100% de su clientela al mayoreo, es decir los grandes conglomerados industriales.
La opción de éstos no sólo será el generar su propia energía, sino vender excedentes a un mercado mayorista, haga de cuenta los que existen a nivel internacional para productos sensibles como granos.
De acuerdo en la normatividad existente hasta hoy, los excedentes generados por empresas autogeneradoras o cogeneradoras debían venderse a la Comisión Federal de Electricidad.
Digamos que a ésta le dejan los usuarios con mayores problemas de pago, es decir, casas-habitación, los pequeños y medianos comercios y sus similares a nivel industrial.
El mercado mayoritario será operado por el Centro Nacional de Control de Energía y regulado por la Comisión Federal de Competencia Económica.
A los que compren energía eléctrica directamente del mercado se les etiquetará como "usuarios calificados".
Pemex enano y CFE minúscula de cara al tú a tú con las poderosas multinacionales.
BALANCE GENERAL
Colocada de espaldas a la pared al cancelarle el gobierno aún antes del cambio de reglas la posibilidad de subsidios y créditos por parte de instancias de financiamiento como el Infonavit y el Fovissste, con lo que se quedó a medias en la construcción de unidades habitacionales, y sin opción de venta de la oferta existente, el destino de la familia De Nicolás, dueña de la desarrolladora de vivienda Homex, será diluirse.
En el mejor de los casos conservaría 22.5% del capital.
El resto, en la magia del concurso mercantil a que se acogió voluntariamente, será para los acreedores.
La deuda de la en su momento principal empresa del ramo, asciende a 32 mil millones de pesos.
En la lista de acreedores están 54 bancos, con énfasis en Santander, Banamex, HSBC y Banorte, y una cantidad no precisa de tenedores de bonos de una deuda que asciende a mil 160 millones de dólares.
Éstos se quedarán con un tercio de la compañía que llegó a construir 50 mil viviendas anuales en el último sexenio panista.
BANAMEX A FUEGO CRUZADO
Colocada en el ojo del huracán por la laxitud de sus controles que permitió el fraude de Oceanografía en un proceso de factoraje, cuyo respaldo era balín, Banamex enfrenta fuego cruzado.
Ahora es la Comisión de Valores de los Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés), la que está abriendo una investigación sobre el caso que le provocó a la intermediaria propiedad del Citigroup de ese país pérdidas por 400 millones de dólares.
La propia matriz, como usted sabe, había anunciado una investigación interna, en tanto la Comisión Nacional Bancaria y de Valores señala que ya concluyó la suya, aunque aún no evalúa qué castigo se le impondría al banco encabezado por el ex director del extinto Fondo Bancario de Protección al Ahorro, Fobaproa, Javier Arrigunaga.
Hasta hoy las culpas recaen en dos empleados menores de la intermediaria en Tabasco, uno de los cuales se encuentra prófugo tras haber sido llamado a declarar. A otro, cuyo nombre se mantiene bajo siete llaves, se le acusa de haber extraído documentación que comprometía a Oceanografía.
Mientras tanto, el accionista principal de ésta, Amado Yáñez Osuna, se pasará otros 40 días bajo arraigo en la comodidad de su residencia de descanso en Acapulco.
AUTLÁN VS CFE
A quien le cae de perlas el nuevo escenario que plantea la reforma energética es a la Minera Autlán, quien adquirió hace unos meses una de las raras plantas generadoras de energía eléctrica privada con apoyo de la fuerza del agua.
Estamos hablando de la Central Hidroeléctrica de Adexaco.
La empresa le acaba de inyectar tres millones de pesos para mejorar su desarrollo en la coyuntura de que pueda vender excedentes en su mercado mayoritario.
Pese a la depresión en el precio de los metales, la minera incrementó sus ventas el primer trimestre del año en 36%, alcanzando un monto de mil 126 millones de pesos.
LLEGA CATHERINE
Quien acaba de instalarse en el país, concretamente en Tlaxcala, es la empresa alemana Catherine, la más importante en su país en materia de fabricación de antenas para telecomunicaciones.
La firma dirigida por Anton Catherine invertirá 25 millones de euros en una planta en el estado gobernado por Mariano González.
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