Aprobadas las Reformas, surgen las voces apasionadas vibrantes y condenatorias que calculando a corto plazo se preparan para esperar cambios de inmediato. Las últimas décadas del siglo XX registran esfuerzos indispensables, inaplazables aunque paradójicamente imposibles por transformar a México, por adaptar Instituciones, fruto de experiencias políticas ajenas, a una realidad inestable incomprendida que se escapaba a toda tesis. El resultado fue insatisfactorio si se mide en resultados económicos, la euforia política suponía que bastaba promulgar leyes para colocarnos como nación en el umbral de los grandes avances. Vivimos la época de la aceptación general a la transición democrática en parte como misión del mismo Estado, sin embargo la alternancia se adaptó apenas a un mundo en constante transformación en el cual las soluciones nacionales eran ya insuficientes en virtud de la mundialización por doctrina, los bloques económicos e ideológicos son destino manifiesto, bloques monolíticos que no es posible fragmentar si no se toman en cuenta decisiones radicales.
La Presidencia de la República publica en Internet un documento titulado Reformas en Acción que sintetiza las reflexiones del Presidente en torno a las Reformas Estructurales, por su trascendencia es importante ubicar su dimensión en el contexto de este comentario. "A pesar de que en las tres últimas décadas transitamos con éxito hacia una Reforma Electoral y que la economía nacional se abrió al mundo el crecimiento económico de México se había mantenido muy por debajo de su potencial y los obstáculos eran de tal magnitud que era imposible superarlos con una administración más eficiente, el cambio tenía que ser radical".
"Nuestra Democracia no otorgaba resultados sustantivos debido a la polarización y a las reglas que poco ayudaban para propiciar acuerdos, además la transparencia de las Instituciones del Estado y el de todos los niveles de gobierno era insuficiente. Cuando inicié mi gestión, dejé claro que mi Gobierno no venía sólo a Administrar si no a transformar".
"De ahí surgió el Pacto por México, un espacio de encuentro entre el Partido Acción Nacional, el Partido de la Revolución Democrática, el → Partido Revolucionario Institucional y el Gobierno de la República, el cual por primera vez en la historia forjó un gran acuerdo que no se originó por la necesidad de enfrentar una emergencia sino por la voluntad explícita de cambiar de fondo al país".
"En todo momento desde mi Gobierno, procuramos buscar el mayor nivel de consenso entre las principales fuerzas políticas, sin embargo, cuando esto no fue posible como en el caso de las Reformas Hacendaria y Energética, optamos por la construcción de una mayoría suficiente para aprobar las Reformas, el resultado de este proceso inédito es un paquete de 11 Reformas Estructurales que habían sido aplazadas por décadas y que ya son una realidad, una de ellas aprobada durante el período de transición gubernamental y otras 10 promulgadas durante los primeros meses de mi gobierno".
El texto de referencia va precedido de un gran vitalismo como es lógico suponer, así como la idea de propiciar un ejercicio de reflexión que integre más elementos de participación de todos los sectores de la sociedad, acordes a la nueva dinámica que vive el país. A mediados del siglo XIX José María Lafragua argumentaba que la indiferencia política es un flagelo de la sociedad que afecta de manera directa su capacidad de organización.
¿Qué esperar? Pasar ahora a las realidades, México necesita de una extensa gama de resultados ahí está el campo mexicano tan necesitado de buena semilla, requerimos más y mejor educación, la generación de empleos el pago de mejores salarios, la construcción de centros de salud de vanguardia, mayor inversión en investigación científica y tecnológica, la integración efectiva de las comunidades indígenas al desarrollo del país, el abatimiento de los niveles de pobreza y marginación, reactivar la confianza de los consumidores, precios más justos de los energéticos, luz, gasolinas, gas, la construcción de más viviendas con créditos accesibles para los mexicanos, la lista es interminable, las Reformas deben propiciar buena parte de estos ideales, el Gobierno de la República ha cumplido , corresponde a todos los niveles políticos estar en sintonía sobre todo en el manejo de recursos y la transparencia política, sin demagogia, frente a una sociedad que pese al fatalismo de la incomprensión y el olvido todavía es capaz de exigir sus derechos.
Las Reformas Estructurales no son una panacea en sí mismas, aún queda un largo camino por recorrer, todos aquellos países que han emprendido este tipo de transformaciones, regularmente han visto resultados a largo plazo, en el caso de nuestro país llama la atención la aceleración de los procesos 11 Reformas en 20 meses de gobierno no se había dado algo parecido en México, si bien no fue fácil el consenso necesario, es pertinente señalar el papel que han jugado diputados y senadores en este proceso, incluso aquellos que se han resistido a aceptar las Reformas y que de esta forma llevan agua a su molino, pero como lo ha externado el Presidente de la República, ya era necesario un cambio radical, en Política no existen las Premisas como acciones de Gobierno, éstas sólo se dan con el hoy y el ahora, aunque sus frutos se verán muchos años después.
