La apariencia no es del todo desdeñable, hasta cuando engaña da un indicio, bien para aceptarla o analizarla, en ello se fundamenta el entorno social que percibimos, no el que nos presentan los argumentos oficiales. En América Latina, el aumento de población y la pobreza van en paralelo,en el caso de México cada año nace un millón 200 mil mexicanos, actualmente el territorio mexicano registra un crecimiento poblacional de 1.2 % anual, cifra que ha sido reconocida por el Fondo de Población de la Organización de las Naciones Unidas.
El problema en México y en América Latina es que del total de población anual el 80 % nace en las familias más pobres del continente. El 11 de julio de 1987, nació el habitante 5 mil millones en la ex Yugoslavia, desde aquellos lejanos años el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, reflexionaba y realizaba acciones de toma de conciencia sobre la gravedad del crecimiento de la población, la salud reproductiva, el desarrollo económico y el medio ambiente.
Algunos demógrafos estiman que la cifra mundial de crecimiento va en aumento sobre todo en países menos desarrollados, para México y América Latina la gran pregunta sería cómo lograr el desarrollo económico y el bienestar de su población. Según datos del Inegi, la Tasa de crecimiento poblacional disminuyó de 1990 a 1995 fue de 2.1 %, de 1995 a 2000 1.6 %, de 2000 a 2005 1.8 % y de 2005 a 2010 1 %.
Varios son los puntos de análisis para establecer criterios desfavorables en torno a la pobreza y el desarrollo, en materia de ocupación la tasa de desempleo no ha podido ser disminuida ya que una parte importante de la población ocupada tiene bajos niveles de productividad y por lo tanto percibe bajos niveles de ingreso, la ocupación inestable, desencadena bajos niveles de seguridad social.
En el área de vivienda aún subsiste un déficit significativo y en materia de salud todavía hay una cifra elevada de mexicanos que no tienen acceso a servicios médicos básicos. En este transcurrir histórico queda claro que la política social se ha instrumentado en dos vertientes: 1- Atender el rezago estructural de municipios y regiones sin lograr un cambio más substancial en los índices de pobreza. 2.- la concentración de la política económica por programas en los grupos y regiones con menos oportunidades, estrategias que no han podido lograr crecimiento, generación de empleos e igualdad en la distribución del ingreso familiar, aún son muy marcados los desequilibrios del desarrollo económico entre entidades, campo y ciudad ramas de la actividad económica y sectores de la economía.
La percepción gubernamental es que las Reformas Estructurales que se han instrumentado en México son el camino correcto para elevar los niveles de bienestar y calidad de vida de los mexicanos y como meta significativa disminuir los índices de pobreza y la exclusión.
El primer problema con el que nos enfrentamos a la hora de abordar el tema de la pobreza es la imposibilidad de establecer un modelo homogéneo de sus características económicas, sociales y culturales o de cualquier otra índole que pudiera contener no ya sus límites, situación que por principio es impensable sino la percepción simbólica de que se combate con éxito.
Las alternativas exigen una estructura piramidal y desde el potencial de las comunidades, pero desde luego la acción de la política de estado que permita primero: establecer condiciones que propicien estabilidad y certidumbre para la actividad económica como motor del desarrollo y distribución de la riqueza; segundo: promover el uso eficiente de los recursos como mecanismo de sustentabilidad del desarrollo humano y social; y tercero, el combate real a la corrupción cuyos alcances son perceptibles en el ámbito de la acción política, dejando paradójicamente aún más secuelas de abandono y necesidad.
