Aunque fuera de casa, doña Socorro pasó una Navidad feliz. No tiene hijos ni esposo, ni tampoco un hogar en donde pueda cocinar sus tamalitos como cada 24 de diciembre. Hace más de un mes perdió parte de su casa en la colonia La Rosita, al poniente de Torreón a causa de las intensas lluvias que azotaron la región. Aunque de renta, sus pertenencias aún siguen en ese lugar al que llama hogar. Desde entonces, su hogar es la Villa Olímpica de la Unidad Deportiva Torreón, la cual se acondicionó como albergue temporal y en donde ha encontrado buena compañía y excelente atención. Y es que cuenta que durante muchos años, la Nochebuena para ella era como cualquier otro día, aunque en ocasiones cocinaba unos tamalitos para hacer de esa noche, algo diferente. En su plática, recuerda que en su juventud tuvo unos gemelos, que fallecieron a los pocos días de haber nacido debido a una serie de complicaciones en su salud, que hoy no recuerda con exactitud. Ante esta pérdida, su esposo que falleció hace ya varios años, nunca quiso intentar tener más hijos por el temor de perder a su esposa.
Es por esa razón, que doña Socorro no tiene a ningún familiar cercano, únicamente cuenta tal vez con dos hermanos vivos según recuerda, los cuales se encuentran en la ciudad de Guadalajara. Pero en esta Navidad la soledad no fue su "compañera". Gracias a la comida especial que preparó Juan García, responsable del albergue en la Unidad Deportiva Torreón, doña Socorro sonríe. "Comimos pozole, tamales, nos dieron nuestro bolo… estoy muy feliz", dice emocionada con su bolo en la mano.