Francisco inauguró hoy el sínodo de Obispos extraordinario que abordará los problemas actuales más urgentes de las familias, y pidió una discusión sin tapujos para encontrar respuestas. (EFE)
El Papa Francisco inauguró hoy el sínodo de Obispos extraordinario que abordará los problemas actuales más urgentes de las familias, y pidió una discusión sin tapujos para encontrar respuestas.
Ante más de 250 participantes el pontífice introdujo los trabajos de la reunión convocada por él mismo y que se extenderá hasta el próximo 19 de octubre.
Aseguró que es “una gran responsabilidad” atender las realidades y las problemáticas de los fieles católicos, para ayudarles a caminar sobre “aquel camino que es el evangelio de la familia”.
“Una condición general de base es esta: hablar claro. Ninguno diga: ‘Esto no se puede decir, pensarán de mí así o así…’. Se requiere decir lo que se siente con franqueza”, señaló.
Reveló que después de un encuentro con cardenales que sostuvo en febrero pasado y en el cual se habló también de los problemas de las familias, un purpurado le escribió una carta lamentando que algunos cardenales no tuvieron la valentía de decir algunas cosas por respeto al Papa.
Ellos pensaron que quizás el Papa pensaba distinto, añadió Francisco.
“Esto no está bien, esto no es sinodalidad, porque es necesario decir todo aquello que en el señor se sienten que tienen para decir: sin respetos humanos, sin prudencia”, precisó.
“Y, al mismo tiempo, se debe escuchar con humildad y acoger con corazón abierto lo que dicen los hermanos. Con estas dos actitudes se ejercita la sinodalidad”, añadió refiriéndose al concepto del Sínodo, una reunión de fieles cristianos que “caminan juntos” y que debería ser una de las cualidades de la Iglesia.
Insistió en pedir, “por favor” que todos hablen con franqueza y escuchen con humildad, teniendo tranquilidad y paz porque en el Sínodo “la presencia del Papa es garantía para todos y custodia de la fe”.
Las palabras de Francisco se refirieron indirectamente al contexto que antecedió a su primer Sínodo, un ambiente marcado por la contraposición de cardenales en temas clave como, por ejemplo, la posibilidad o no de otorgar la comunión a algunos casos de fieles divorciados y vueltos a casar.
En anteriores sínodos este tema quiso ponerse sobre el tapete pero inmediatamente se cerró a cualquier discusión, generando incluso campañas de desprestigio contra obispos que propusieron su análisis.
El Papa quiere un debate abierto, franco y sincero sin correr el riesgo de que algún prelado sea acusado injustamente por ello.
Al final de la reunión iniciada este día se emitirá un documento que servirá de base para otra cumbre de obispos similar, que sesionará en octubre de 2015.