Paternidad responsable. Dar la vida en plenitud
Ser Padre es comunicar la vida en plenitud. Comunicar la vida plenamente no es sólo engendrar, sino proporcionar todo lo que durante años los hijos tienen derecho a esperar: En lo material alimento suficiente vivienda adecuada, vestido y vigilancia a su salud; en lo humano, atención y cuidado, tiempo y desvelos, amor y comprensión, educación digna, que les trasmita lo mejor de sí mismos y el ambiente en que viven para que puedan desarrollarse como personas conscientes y libres. Comunicar la vida es entregar a los hijos todo lo que el hombre y la mujer van siendo cada nuevo día: Los conocimientos y la experiencia de hoy, la distinta salud, la diferente capacidad de trabajo; en una palabra, todo lo que son. Es este todo dinámico y cambiante lo que los padres regalan a diario a sus hijos y es, por tanto, algo más profundo, más permanente y mucho más humano que la mera comunicación de la existencia. Es la misión de dar la vida en plenitud.
En este día que celebramos el "DIA DEL PADRE", la comunidad lagunera se ha distinguido a nivel nacional en el reconocimiento del importante papel del padre en la formación de personas. La primera celebración oficial del Día del Padre en el país fue en La Laguna el 15 de junio del año de 1946. Las gestiones de un grupo entusiasta de damitas encabezadas por Carmelita Tostado (que aún sigue fomentando la celebración de esta fiesta), tuvieron que superar no pocas dificultades. Autoridades civiles, eclesiásticas y escolares de toda La Laguna fueron llamadas a colaborar para esta primera celebración, que luego hubo que promoverse año tras año. Ahora ya arraigada en nuestra región y en todo el país, esta celebración debe ser para nosotros motivo de orgullo, pues sabemos honrar y reconocer la importancia que tienen dentro de la institución familiar y valoramos sus esfuerzos por superar las grandes dificultades inherentes a su labor dentro de la institución familiar.
La comunidad es el espacio concreto en donde se viven las relaciones interpersonales que rebasan a la familia, dando experiencias más amplias y más ricas. Es en la comunidad donde el hombre y los hombres se encuentran, se construyen y alcanzan una dimensión humana más universal, porque al ser humano, para alcanzar una madurez creciente, no le bastan los elementos - por ricos que sean - que le proporciona su familia. La comunidad es el elemento enriquecedor, pero de hecho puede convertirse en ambiente social de problemática aguda que obstaculice el desarrollo correcto de la persona y condicione sus decisiones y su maduración humana. Es por eso que las manifestaciones sociales plasmadas en monumentos son importantes. En nuestra querida Ciudad Lerdo no sólo contamos con el primer monumento a la madre en México (en el parque Victoria) sino también el primer monumento al Padre (en la plazuela Juárez). Inaugurado en 1997. En Gómez se encuentra también otro monumento con este tema: Una estatua en bronce en la plaza principal, que es el tercero en el país, inaugurado el Día del Padre del año 2010. El segundo está en la plaza del Carmen de la ciudad de San Luis Potosí inaugurado el 14 de junio de 1908 que son obras del mismo escultor llamado Mario Alberto Cardón. La presencia de estos monumentos no es obra de la casualidad sino el fruto de arduo trabajo de muchos años de parte de María del Carmen Alicia Tostado Gamboa, quien, motivó y contagió a escritores, obispos, sacerdotes, maestros, autoridades, comerciantes, medios de comunicación (entre ellas El Siglo de Torreón) y pueblo en general, a celebrar el Día del Padre.
El ser padre de familia, que se entrega por su hijo, reta radicalmente al mundo egoísta, capitalista, neoliberal y consumista actual, basado en la lucha y la competencia, el triunfo a costa de lo que sea, que busca ser el número uno pisando a los demás. Se padre conlleva naturalmente la dinámica de relaciones interpersonales inherente a la paternidad, que consideran al otro como un TU que me personaliza y me hace a mí ser YO, y hacer un NOSOTROS. En cambio en la contienda, que amenaza las relaciones familiares, el otro no es ya mi hermano, marido, esposa o hijo, a quien amar y que me ama, sino el enemigo a quien derrotar, aplastar y dejar abajo. La separación entre esposos, la división entre hermanos, la brecha entre padres e hijos, que se está manifestando en la familia moderna, tiene mucho que ver con esta mentalidad que ha impregnado las relaciones familiares. De ahí la importancia, hoy más que nunca, de celebrar a la figura paterna, rechazando con ello las relaciones destructoras de nuestro ser hijos-padres; rechazando a los que nos quieren ver en la lucha y competencia permanente; rechazando a los que niegan que soy importante para alguien, porque les conviene que el hombre se sienta despersonalizado, desesperanzado, deshumanizado, para poder aprovecharse de él más fácilmente, considerándolo simplemente como un número, una cuenta, un consumidor más, un instrumento, un individuo, pero no persona. Celebrar el Día del Padre es reconocer el papel formativo que tiene mi relación intrafamiliar a la que debo valorar y proteger de injerencias, que hacen del hombre un simple individuo aislado y en continua lucha. Celebrar el Día del Padre, es decirle al mundo que la familia sigue siendo la mejor opción personalizadora, en la cual las relaciones nos forman. Decir papá es decir hijo, diverso, pero con las misma dignidad: "Tú, hijo, me haces crecer como persona-padre". Tú, padre, me haces crecer como persona-hijo. Tu paternidad reafirma mi fraternidad, me hace hijo con otros hijos y le da valor al hermano y a mí mismo. Esta función del padre es muy importante para adquirir la autonomía emocional que le permita al hijo adquirir una identidad propia, además el padre transmite al niño los valores y principios de su cultura y lo introduce en el mundo fuera de casa. Los niños generalmente asocian a la figura paterna el orden, las reglas, la Ley, etc. que son tan necesarias para el niño logre ser una persona de bien, fortalece su autoestima.
El cambio de época, con todas las transformaciones que conlleva, no debe hacernos sentir a la deriva. Hay instituciones que, adecuándose a los nuevos tiempos, siguen siendo garantía de continuidad, de solidez, de verdad. La familia sigue siendo la base de la sociedad y el papel del padre dentro de ella debe ser apreciado, valorado, promovido. ¡Felicidades papá!
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