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PIéNSALE, PIéNSALE

ARTURO MACíAS PEDROZA

Bel Far Niente

En la película "Comer, rezar, amar" ("Eat pray love", dirigida por Ryan Murphy) hay una escena en que unos italianos, hablando con la protagonista principal Julia Roberts, comparan la diversa concepción del descanso entre los americanos y los italianos. La frase que titula esta columna resume el descanso gozoso que descubre el placer de la vida, la renovación de las energías, el gozo de lo bello y el placer que nace de descubrir valores ocultos en lo que para muchos es sólo pérdida de tiempo o recuperación de fuerzas...

...El descanso dominical corre el riesgo de perder su verdadera significación a causa de la evolución de las condiciones socioeconómicas que tienden a modificar los comportamientos colectivos. Ante la justificación de un jardinero que no llegó a trabajar porque se sacó el equivalente en dinero, del trabajo de ese día en una tapa de refresco que tenía esa promoción hace algunos años. La persona que le reclamaba el no haber ido a trabajar, no podía entender que, para el jardinero, no era un dinero más para ahorrar o gastar, sino un día de descanso: "¿por eso no viniste?" Le preguntaba incrédulo y repetidas veces, a lo que contestaba el jardinero, como afirmando algo obvio: "¡pos si patrón! En el inicio del éxito de la industria del conocido empresario J. M. Romo, de Aguascalientes, quiso compartir sus ganancias dando un mejor sueldo para sus trabajadores; Los obreros ganaban en 4 días lo que antes ganaban en una semana. ¿Adivina querido lector lo qué pasó? La empresa empezó a tener problemas de ausentismo porque sólo trabajaban 4 días a la semana. El empresario se vio forzado a distribuir las ganancias de la empresa a los trabajadores de otra manera que no fuera el aumento directo al salario, por medio de prestaciones, beneficios a la familia, un centro de diversión, etc. Sólo entonces la empresa retomó su desarrollo inicial. La gente sabe descubrir el valor del "bel far niente".

El tiempo de reposo, vivido a veces lejos de la vivienda habitual, y caracterizado a menudo por la participación en actividades culturales, políticas y deportivas, cuyo desarrollo coincide en general precisamente con los días festivos, contiene ciertamente elementos positivos en la medida que puede contribuir al respeto de valores auténticos, al desarrollo humano y al progreso de la vida social en su conjunto. Responde no sólo a la necesidad de descanso, sino también a la exigencia de "hacer fiesta", propia del ser humano. Por desgracia, cuando el domingo pierde el significado originario y se reduce a un puro "fin de semana", puede suceder que el hombre quede encerrado en un horizonte tan restringido que no le permite ya ver el "cielo". Entonces, aunque vestido de fiesta, interiormente es incapaz de "hacer fiesta" (cfr. Juan Pablo II, Dies domini, n. 4).

Parte del gozo del descanso es el haberlo merecido. El que no sabe trabajar no sabe descansar. No sólo no lo merece. No lo disfruta. La realidad del desarrollo de la ciencia, de la técnica, de la cultura en sus diversas expresiones es el fruto, en la historia del mundo, del trabajo cotidiano, duro, responsable. No podemos hablar del descanso si no se ha trabajado. Aunque el significado del domingo va más allá del simple descanso como necesidad humana, no puede prescindir de él. Recuerdo a un hombre que toda su vida trabajó muy duro para mantener una familia de 7 hijos; un poco antes de morir le pedían que siguiera luchando por continuar viviendo, y el respondió que ya estaba cansado por todo lo que había hecho, que ya no podía más. Y enumerando parte de su azarosa vida convenció a todos de que ya necesitaba descansar. Murió en paz y dejó en paz a su familia, que sabía de su larga y laboriosa vida. El domingo es también un reflejo de ese domingo sin ocaso, en que viviremos eternamente el gozo del descanso después de la fatiga. El tiempo y la historia pertenecen a Dios y no podemos dedicarnos a trabajar prescindiendo de esta verdad. El domingo es el preanuncio incesante de la vida sin fin y de la paz del descanso.

Superamos el simple "fin de semana", entendido fundamentalmente como tiempo de mero descanso o diversión, cuando con auténtica madurez espiritual profundizamos en la comprensión del domingo, para vivirlo, incluso en situaciones difíciles. Esto incluye las celebraciones religiosas, la convivencia familiar, y el tiempo dedicado al arte, a la cultura y a lo que no es "económicamente redituable". El descanso lleno de alegría y fraternidad, se comprende bien si tienen presentes las múltiples dimensiones que contiene.

Descubramos de nuevo el domingo como ventana que media entre el tiempo y la eternidad. Como un don siempre nuevo de Alguien que nos ama. Descubriendo el domingo descubrimos parte del cómo vivir en plenitud las exigencias propias de vivir en plenitud la existencia humana, no somos máquinas, no somos simples productores-consumidores. El domingo asimilado plenamente y en su sentido profundo, responde concretamente a los anhelos íntimos y auténticos de cada ser humano. Humaniza profundamente nuestras relaciones y nuestra vida. Feliz domingo.

Piensalepiensale@

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