PIÉNSALE, PIÉNSALE

¿Guerreros?

Identificados con el equipo local nos autonombramos "guerreros", pero creo que hay que poner en duda nuestro valor: Estamos dominados por el miedo. No es que se trate de motivar a la guerra (Esta columna se distingue por su opción por la...

Construcción de la paz), tampoco se trata de emular y promover el machismo que, por muy mexicano que sea, es algo que debe ser superado, pero la nobleza que reflejaban los valientes charros en las películas de Jorge Negrete y Pedro Infante ha quedado sólo como un mito y nuestro querido Pancho Villa no es ya una motivación para la lucha por la justicia.

La paz es un don que hay que conservar y hacer crecer. Santa Teresa de Ávila decía: "La paz no se consigue sin esfuerzo; si quieres la paz trabaja por la paz". Y cuando en nuestro país hay tantas cosas que causan la violencia, sin duda trabajar por la paz implica mucho esfuerzo, dedicación, compromiso y valentía para superarlas. Al término de La Gran Guerra (estamos recordando los 100 años de su inicio), que fue de tan terribles consecuencias para el mundo, se hablaba de "plus jamais cela" (que nunca jamás se repita esto) y, sin embargo, pocos años después empezó la Segunda Guerra Mundial, como continuación de la primera. Porque se dejó de hacer lo que se necesitaba para la paz y, en cambio, se hizo lo que contribuía a la guerra.

La valentía no es contradictoria para la paz verdadera; es más bien una condición para obtenerla, sobre todo cuando la violencia que nos rodea ha creado un miedo paralizante que se ha convertido en cómplice de ella. Convertidos en "miedosos" como parte fundamental de nuestro estilo de vida, no nos atrevemos a muchas cosas, acomplejados y resignados, nos impide desarrollarnos y nos hace fingir una democracia. La inseguridad acumulada por las varias formas de violencia, han dejado secuelas que necesitan ser atendidas urgentemente. Aunque no hayamos sido directamente afectados por la violencia (sería raro), estamos impactados por el miedo que nos rodea y que se respira en el ambiente cambiando nuestras conductas, actitudes y estilos de vida. ¿Guerreros? los guerreros se unen y nosotros estamos aislados, desconfiamos unos de otros, no hay cohesión social. ¿Guerreros? un guerrero tiene ideales. ¿No tenemos miedo a compromisos con la sociedad? ¿No huimos (cobarde e irresponsablemente) de la participación en los asuntos públicos y dejamos desamparados y sufriendo a nuestros "compañeros guerreros" víctimas de la injusticia? Nos "replegamos" que es lo mismo que esconderse) a lo privado y a lo individual. Ante abusos de instituciones públicas y sus representantes (como niños miedosos), no participamos de manera madura y organizada; no trabajamos por construir la paz con justicia. Tenemos miedo a la represión, a la pérdida del empleo, a meterse en problemas, al compromiso, al cambio. Miedo a la democracia porque es exigente, miedo a escuchar a otros que traen ideas diversas a las nuestras, miedo a dirigirnos por nosotros mismos en vez de que lo hagan estructuras autoritarias y abusivas que se imponen a la fuerza. Miedo a reclamar un cobro extra en Telmex o un gasolinazo en Pemex, miedo a cambiar de canal, de compañía telefónica, de representantes políticos…

Hay miedos más profundos, según Jesús Mendoza Zaragoza(http://suracapulco.mx/archivos/183808, 21, julio 2014) "que calan en las personas, en sus esquemas mentales en sus actitudes más profundas, miedos relacionados con una tendencia egocéntrica, que deriva de una concepción de sí mismo como un ser separado del resto del mundo". Una imagen falsa de lo que somos en realidad, pues somos seres-para-los-otros, como parte esencial de nuestro ser persona; somos persona-interpersona por definición; rechazar esto nos hace una madeja de nervios, nos aísla, El individualismo egoísta provoca miedo a la libertad, a la responsabilidad, al amor, porque implica el "otro", implica relacionarse, implica entregarse a los demás, dejarse tocar por el dolor del prójimo y que el prójimo sienta nuestro dolor. Pero esto no es, sino ir en contra de lo que es ser persona; en contra de nosotros mismos. Es miedo a construirse, a ser responsable de sí mismo, se teme a crecer y descubrir lo que se puede ser; se tiene miedo de sí mismo, de las ideas propias, de las conductas y relaciones que puedan surgir. Es el miedo a crecer, a ser, a construirse uno mismo, a amarse a uno mismo para poder amar al otro, a los otros y al Otro (el Dios trascendente).

Tenemos que superar ese egoísmo fundamental, ese encierro en uno mismo, el miedo a crecer y a ser persona saliendo de sí, es tiempo de descubrir lo que somos, lo que somos capaces de ser. Lo que estamos llamados a ser. Tenemos una autoestima muy baja, porque a algunos no les conviene que descubramos la gran dignidad de ser humanos, haciéndonos creer que somos menos, que ellos se preocuparán por nosotros y tomarán el "riesgo" por nosotros, para que no nos preocupemos ni tengamos que "construirnos" en lo educativo, en lo político, en lo económico, en lo religioso. "yo te diré lo qué eres, lo qué compres, lo qué pienses, por quién votes, en quién creas, no te arriesgues, te puede ir mal, no sabes, no puedes, no eres maduro, no piensas, no eres poderoso…"

"El miedo nos tiene atados al pasado, a experiencias autoritarias y a quienes nos han sometido. No creemos en nosotros mismos, en nuestras potencialidades, en la posibilidad de cambiar el presente y de diseñar el futuro de otra manera. No creemos que otro mundo sea posible porque el maldito miedo nos lo prohíbe y nos volvemos una sociedad conformista y agachada que se conforma con migajas y no aspira a la justicia ni a la paz" (Mendoza Zaragoza, op. cit.) El miedo es la energía mal dirigida que debe cambiarse y transformarse en fe (Florence Scovel), timoratos como niños ante la oscuridad, nos asustamos hasta con nuestra propia sombra. Arriesguémonos desde la interioridad de cada uno, para sacar el guerrero que todos llevamos dentro.

Piensalepiensale@hotmail.com