Gómez Palacio y Lerdo Violencia Gómez Palacio Buen Fin Gómez Palacio

PIÉNSALE, PIÉNSALE

¡¡Basta ya!!

ARTURO MACÍAS PEDROZA

Así de contundente es el clamor de todo México ante la violencia la corrupción, la impunidad. La irrupción de la violencia criminal, con la consiguiente destrucción de la cohesión social es más peligrosa y efectiva por que las instituciones básicas están también descomponiéndose. Pero ya la población ha caído en la cuenta que solamente podrá ser corregida la situación si la movilización organizada de la ciudadanía exige una reforma efectiva y completa.

El país está dividido, la presidencia sin asumir su responsabilidad pidiendo compromisos que no son verdadera solución, los partidos han perdido credibilidad.

La movilización nacional para llevar a un "buen fin" este cambio, requiere mucho más que espontaneidad, politiquería y provocación para que, bien encausada la indignación, pueda convertirse en un acontecimiento que marque el inicio de una renovación. Ante la emergencia de seguridad que pone en riesgo las instituciones es necesario un proyecto de reconstrucción coherente. La tarea no es fácil pues son muchos los aspectos por transformar. La impaciencia de quienes creen llegada la hora, puede llevar a buscar la falsa solución de la ilegalidad. ¿Qué sigue pues?

La solidaridad de miles de jóvenes que se ha dado también en Lerdo y Gómez en la marcha de este miércoles pasado, muestra que hay también entre nosotros una fuerza demandante de soluciones a las problemáticas nacionales y locales. Pero no bastan "flamazos" de quienes están tomando conciencia de la situación. Los recursos que tenemos nosotros son muy pocos en comparación con los que tienen las autoridades para rechazar un ataque frontal: personal, cadenas de televisión, manejo de la economía y de programas sociales. No son pocos los que cínicamente no han caído en la cuenta de sus fallas y defienden como sagrados sistemas y actitudes caducas e injustas. El ambiente local es un reflejo del ambiente nacional: impunidad, búsqueda de intereses particulares, falta de transparencia, ineficiencia, falta de calidad en las obras y servicios, inseguridad, poca participación ciudadana. Pero cada vez aumenta la conciencia de ser protagonistas en la transformación. Esta conciencia incluso está surgiendo dentro de las filas de la misma administración, por parte de algunos (no son muchos aún) que, dispuestos a luchar contra un sistema que les había coartado una vocación política en su acepción más positiva, ven ahora en esta coyuntura la oportunidad de limpiar desde dentro tantos vicios que se habían convertido en estructuras que parecían inamovibles y que ahora tienen la oportunidad de resurgir de sus cenizas.

¿Qué sigue? El reclamo está llevando a quienes exigen, ser también autocríticos y descubrir la parte de responsabilidad que les corresponde en esta situación. Saben que la respuesta está en participar, rechazando estrategias que sólo tranquilicen y domestiquen.

Los obispos de México también han alzado la voz: "Nos preocupa que todo indica que las autoridades, los políticos y los partidos, sí tenían conocimiento de quiénes son estas personas, estos personajes públicos, de cómo llegaron al poder y que, además, tenían un proyecto de seguir en el poder. Nos preocupa que conociendo su trayectoria y actividad, y su manera de proceder por encima de la ley, anduvieran y siguieran aspirando a seguir en el poder". Conocedores de la verdad se unen y animan esta dinámica renovadora en un comunicado dado apenas este 12 de noviembre: "Nos unimos al clamor generalizado por un México en el que la verdad y la justicia provoquen una profunda transformación del orden institucional, judicial y político, que asegure que jamás hechos como estos vuelvan a repetirse…" y continúa invitando a la participación: "La situación tiene que ser atendida por todos los mexicanos, cada uno desde su propio lugar y en su propia comunidad… En medio de esta crisis vemos con esperanza el despertar de la sociedad civil que, como nunca antes en los últimos años, se ha manifestado contra la corrupción, la impunidad y la complicidad de algunas autoridades. Creemos que es necesario pasar de las protestas a las propuestas". Llaman los obispos de país a ser parte de la solución e invita a tener una mentalidad y corazón nuevos, y pide un orden institucional, leyes y administración de justicia confiable. Pide acompañar y vigilar el poder y se comprometen a animar y motivar y acompañar los procesos de renovación.

Estos cambios, necesitan una solución a fondo; es por ello que numerosos grupos promotores de la paz del país (RedEs por la Paz), propondrán un camino concreto que es preciso también aplicar en la región Lagunera, sin dejar de seguir exigiendo conocer la verdad, identificar a los responsables, encontrar a los desaparecidos y hacer justicia. Es importante responder con visión estratégica a esta crisis pues "si no se pasa de la denuncia a una etapa de trabajar por una justicia que evite la repetición de tragedias similares, estas ocurrirán, tarde o temprano. Volveremos a salir a las calles, a firmar desplegados, a pedir justicia. Si hoy no se unen esfuerzos por dar un paso más y exigir cambios concretos, en tiempos específicos, que eviten los graves crímenes cometidos, es casi seguro que se volverán a cometer". Tenemos que coincidir en un conjunto mínimo de exigencias fundamentadas y eficaces para iniciar un camino progresivo de transformación. En próximas fechas se dará a conocer el programa con exigencias de reforma radical de un orden jurídico e institucional que ponga fin a la colusión entre crimen organizado y clase política. Es necesario cambiar de raíz las condiciones que han permitido esa y todas las aberrantes violaciones a los derechos humanos que han sufrido decenas de miles de ciudadanos mexicanos en los últimos años. La sociedad civil debe articular sus demandas y movilizaciones en torno a un programa común de reformas de fondo del estado mexicano que permitan crear los cimientos de un verdadero Estado de Derecho. No habrá soluciones mágicas ni de corto plazo que resuelvan un problema cuya naturaleza es estructural. Un gran acuerdo nacional guía que obligue a las clases dominantes en su conjunto a atenerse a la ley y crear las instituciones, hoy ausentes, que requiere la existencia de un verdadero Estado de Derecho. Estaremos pendientes.

piensalepiensale@hotmail.com

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