Gómez Palacio y Lerdo Violencia Gómez Palacio Buen Fin Gómez Palacio

PIÉNSALE, PIÉNSALE

Ciudadanía

ARTURO MACÍAS PEDROZA

El menaje: "Por un México en Paz con justicia, unidad y desarrollo" que el presidente Enrique Peña Nieto ha ofrecido el jueves pasado a la nación, ofrece primero una especie de diagnóstico con dos raíces fundamentales que son la debilidad institucional y la añeja pobreza, principalmente en el sur del país, y contempla mecanismos para intervenir en donde se encuentre debilitado algún municipio; en segundo lugar propone avanzar en reformas para la procuración e impartición de justicia y en materia de derechos humanos, que se ha venido desarrollando y que aún hay mucho que trabajar; en tercer lugar propone mejoras de mecanismos para el combate a la corrupción y búsqueda de transparencia. Pueden ser buenas las propuestas, pero adolecen de un grave error: La sociedad mexicana queda fuera en vez de ser la primera responsable del desarrollo del país. Se sigue insistiendo en la idea, como subyace también en la mayoría de las reformas que, supuestamente están moviendo a México, de que son el estado y el mercado los dos instrumentos que van a solucionar la problemática nacional; sólo se le concede al ciudadano un papel de observador y presentador de propuestas a los ámbitos gubernamentales; es el Estado quien colaborará con el mercado para generar las condiciones para la justicia, unidad y el desarrollo con justicia y dignidad que el presidente propone.

Ahora que ha despertado la sociedad se le quiere acallar nuevamente con una serie de acciones que no son sino más promesas a un pueblo que ya no les cree ni el bendito. Aún si se cumplieran todas las acciones que se mencionan, la falta de promoción de la participación ciudadana, precisamente en el momento que ésta está queriendo despertar, es una deficiencia que va en contra del despertar nacional. La sociedad no es sólo el receptor de beneficios del Estado y del mercado, sino el motor fundamental y la primera responsable del desarrollo del país. La ceguera de un gobierno autoritario, aunque pueda decirse "bienhechor" (y es paternalista precisamente por eso), radica en no comprender hasta qué punto es opresivo mantener al pueblo en un estado de perenne minoría de edad. ¿Dónde comienza exactamente la violencia? ¿A partir de la persecución sangrienta o a partir de la violación de los derechos de desarrollo del hombre? Es evidente que hay una verdadera violencia, incluso en esa opresión más sutil. El autoritarismo rechaza las pretensiones de democracia y ciudadanización como dañinas, que es preciso curar con una represión política.

La sociedad tiene funciones que nadie más puede cumplir: Al analizar lo bueno o malo de las autoridades y de la política en general; ha iniciado una reflexión moral que ha descubierto las raíces de la problemática; no bastan sólo la reflexión técnica, la presupuestal y la institucional. La ciudadanía ha comenzado a pensar por sí misma y a juzgar sobre la ética que tiene a la persona como centro y valor fundamental. En segundo lugar, los espacios en que la ciudadanía tiene su misión: las familias, las escuelas, las universidades, las iglesias y demás organizaciones, tienen un rol fundamental que cumplir de acuerdo a sus propias tareas y en los lugares propios de cada una (casa, aula, templos, medios de comunicación, redes, etc.), para construir la cultura de la legalidad necesaria. Los problemas sociales no se resuelven con beneficencia que deje intactas las estructuras y los sistemas económicos que producen los pobres y hacen necesaria la beneficencia y también el bienhechor. Se ha anunciado una operación costosa pero muy conveniente, de renovación policial y atención a la pobreza (a laaargo plazo, claro), sobre todo a los estados del sur, pero el reclamo de renovaciones sustanciales que la sociedad está demandando y que cuestionan al mismo estado, son puestas al margen. Un cierto concepto de orden natural y hasta una cierta religión alienante e instrumental han confirmado en la clase política la convicción de ser los únicos responsables de miles de hombres, el único defensor de miles de pobres. No hay espacios, no deben existir, porque resultan peligrosos, atentan contra la estructura totalitaria. Para evitar las protestas liberadores se multiplican las asistencias y las iniciativas "benéficas", sociales, culturales; pero siempre con la marca del Estado-patriarcal. Pero la población quiere ser ciudadanía, no quiere ser ya menor de edad, No se trata de beneficios materiales sino de dignidad y madurez. No necesitamos ya "padres de la patria", "beneméritos" o "protectores". Estimamos nuestra libertad y capacidad de desarrollo, nuestra creatividad, y capacidad de decidir nuestro propio destino.

Estado y sociedad no son independientes, la cercanía entre representantes y electores es aún muy lejana, el fomento de una verdadera cercanía entre los representantes y sus electores, la desconfianza enorme de parte de la sociedad de todas las instancias gubernamentales es enorme. Es indispensable una mayor colaboración entre lo político y lo social, para promover la participación del mexicano común en la vida pública de nuestro país, facilitando y promoviendo su organización. Se trata de liberar las fuerzas de la sociedad para participar en la solución activa de los problemas de la sociedad. Los mexicanos tenemos que asumir una responsabilidad y compromiso a largo plazo, muchos mayor que una participación eventual en las elecciones. Las grandes reformas traerán resultados a mediano y largo plazo, pero la sociedad mexicana demanda soluciones inmediatas que sólo serán posibles si hay unidad de toda la sociedad (gobierno e instituciones) resolviendo los casos que actualmente han creado gran indignación. No se trata de radicalizarse y cerrarse al diálogo, pero sí de conformar una agenda común que promueva la ciudadanización. Las organizaciones diversas ya existentes y todas las que puedan crearse, serán un signo de nuestra madurez; de que pasamos de ser "habitantes" de una Región Lagunera y de un país, a ser ciudadanos constructores de nuestras poblaciones y de nuestra patria por caminos de justicia y de paz.

Cfr.: Aarón Castillo, "Reflexiones" en torno al mensaje presidencial titulado: "Por un México en paz con justicia, unidad y desarrollo" del día 27 de noviembre de 2014. Centro de Investigación social avanzada. https://www.youtube.com/watch?v=ruNyn4ic1YA&list=UUHmnoXVWKI-7u5wZXw4u-5w

piensalepiensale@hotmail.com

Leer más de Gómez Palacio y Lerdo

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Gómez Palacio y Lerdo

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1062927

elsiglo.mx