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PIÉNSALE, PIÉNSALE

'Conciencia crítica'

ARTURO MACÍAS PEDROZA

El gran poder de los medios de comunicación social es clave para la reconstrucción de la familia humana, o el medio para su destrucción si no aprende a utilizarlos (Mc. Luhan). Estamos asistiendo a una manipulación mediática extraordinaria en la que se busca ocultar la verdad y desviar la atención de lo verdaderamente importante (Chespirito). Coludiéndose y olvidando el papel que les corresponde al Estado de promover, regular y supervisar la información, de acuerdo al Artículo 6 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, garantizando uno de los derechos humanos que es el del "libre acceso a información plural y oportuna" establece (entre muchas otras cosas, como la transparencia), que se debe "…proveer la difusión de información imparcial, objetiva, oportuna y veraz del acontecer nacional e internacional".

La información en relación con las manifestaciones de protesta relativas al caso Ayotzinapa, ha sido objeto de varias técnicas mediáticas sofisticadas de manipulación, que sin embargo no son tan avasalladoras en quien es capaz de analizarlas con conciencia crítica y bien formada.

Acaban de decir los obispos de México que "Los gobiernos federal, estatales y municipales del país tienen la obligación y compromiso de recuperar el Estado de Derecho lo más pronto posible y castigar a los infractores, sean estos delincuentes comunes o funcionarios corruptos u omisos, pues sin verdadera justicia es fácil volver a delinquir, pero también nos toca a todos como sociedad participar y construir paz. Debemos transitar por los caminos de la sinceridad y la verdad. Sin la identificación de los responsables, sin el conocimiento de lo que realmente ha ocurrido, son imposibles el arrepentimiento y el perdón sinceros. La verdad no cierra los ojos, ni los oídos, ni la boca. Establecer la verdad es una condición básica para la reconciliación. (CEM, 5 de Dic. 2014). La superación de la violencia sólo será posible con el hábil uso de herramientas que se consiguen con la educación y que capacitan para hablar un leguaje de paz. Los medios de comunicación social no pueden olvidar su deber de formar: la información y la diversión que ofrecen tiene que tener una recta interpretación de la realidad y ayudar a formar una conciencia que juzgue y promueva una cultura de paz. Los medios son necesariamente formadores o deformadores, y parece que la opción que se ha tomado es la segunda.

La enorme responsabilidad social que tienen los medios, requiere criterios éticos que deben ser respetados. Si los medios desinforman manipulando la verdad de acuerdo a sus intereses, si defienden un sistema perverso se convierten ellos mismos en colaboradores de la desintegración del tejido social y fuentes de muchos males en el ámbito económico, político y cultural. El Ifetel (Instituto Federal de Telecomunicaciones), no tiene en la práctica la suficiente capacidad para cumplir su misión de regular, promover y supervisar la información y convertirse en defensor de la ciudadanía, pues sus recomendaciones son como las llamadas a misa, por no tener la capacidad de sancionar. Sus limitaciones le imposibilitan también a cumplir con su misión de alfabetizar las audiencias.

La expansión de la mentalidad relativista es otro obstáculo que impide un discernimiento adecuado, pues cuando cada quien tiene "su verdad" se termina por no tenerla nadie. Los medios son los agentes centrales en la conformación de la ideología dominante. Imponen modas, lenguajes, gustos, costumbres, modelos, ídolos. En manos de gente sin escrúpulos y al servicio de intereses mezquinos, se hace contraria a la sociedad, en vez de estar a su servicio. Las variadas formas y técnicas para controlar la información ponen en juego el valor fundamental de la verdad. Las interpretaciones tendenciosas, las amenazas, las presiones, la violencia a quien se oponga a esta maquiavélica maquinaria, están a la orden del día en nuestro país, pero existen otras formas más sofisticadas y no menos dañinas de engaño y control con la ayuda de los medios.

Es por ello que la única manera de responder a este gran poder es ser personas íntegras y críticas, exigiendo por medio de acciones organizadas y efectivas que los medios retomen su función social que han perdido. Apagar el aparato receptor, cambiar de canal, llamar a la redacción, cancelar la suscripción, organizarse para crear un medio alterno, apoyar iniciativas positivas, crear y producir materiales adecuados… pero sobre todo enseñarnos a tener una conciencia crítica, que no piensen los demás por mí, por más que tengan un "raiting" muy alto en la audiencia nacional. Defendernos de la avasalladora influencia, dando prioridad a la educación y discusión inteligente, al análisis, a la apertura de opinión, mientras formamos comunicadores responsables, éticos, profesionales, competentes, comprometidos con la verdad. La verdad tiene una fuerza pacificadora. La mentira no es la mejor estrategia ni tampoco lo es la manipulación de la verdad al servicio de los propios intereses. Por el contrario, el pensamiento claro y la palabra verdadera facilitan la paz. Es grande la función educativa de los medios en el aprendizaje de leguaje y gestos de paz; sin embargo, muchas veces hacen lo contrario.

Éste es un llamado a los jóvenes a que utilicen los nuevos lenguajes de la era digital con códigos que traduzcan los anhelos de paz; que utilicen las redes sociales con creatividad, encaminándolas a una fraternidad de alcance universal; que desenmascaren los engaños del mal que destruye y lleven a todos los lugares virtuales la fuerza del bien, sin olvidar que no sustituyen las relaciones personales ni la vida comunitaria local (cfr. Aparecida, 59).

La transformación de las estructuras del poder de los medios en factores en bien de la sociedad es una de las tareas importantes que aún quedan por hacerse para establecer la paz en nuestro país. Se requiere un gran esfuerzo para capacitarnos en el uso crítico de los medios de comunicación social de manera que con su valioso auxilio, nuestro pueblo se construya, fortalezca y dignifique.

piensalepiensale@hotmail.com

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