Cuantas veces oímos esta frase de ni ños por medio de la cual nuestros pad res nos querían mostrar el valor del di nero, lo difícil que es conseguirlo y el cuidado que hay que tener de él? Y de nuevo la historia se repite una vez que aprendimos la lección y empezamos también a cuidar los recursos por medio de acciones que en la edad infantil no habían percibido su importancia: "Apaga esa luz si no la estás usando", "ya sal del baño y no desperdicies el agua". Se ha madurado y descubierto por fin el valor de las cosas.
Sin embargo, parece que a nivel social seguimos siendo niños en cuanto al uso de los recursos públicos; inconscientes de la importancia que tiene usarlos justa e inteligentemente , dejamos pasar sin gran protesta robos y desfalcos escandalosos, fraudes, ineficiencia en gastos, desperdicio en campañas electorales, en publicidad de obras que salen más caras que la misma obra, en gastos suntuarios que no son, sino culto a la persona, en lujos de todo tipo, en presentaciones, actividades y eventos, en materiales para una sola ocasión y que luego son basura (fotos, publicaciones, decoraciones…), la corrupción practicada en todos los niveles, con gran creatividad y a gran escala, provoca pérdidas millonarias. Ciertamente son muchas las causas y factores de esto, pero una de ellas es esta inmadurez, este "no saber", esta inconsciencia infantil que no descubre la gravedad de la situación, que no se interesa de la cosa pública, que no percibe las consecuencias de estas prácticas para todos en general y para cada uno en particular; No alcanza a darse cuenta que el origen de estos bienes no son precisamente macetas, sino que salen del trabajo duro de gente mal pagada; de los impuestos que paga cada vez que hace una compra o solicita un servicio; no ve que si estuviera bien utilizado tendría servicios mucho mejores en salud, educación, transporte, infraestructura..., no alcanza a percibir que, incluso la muerte es una consecuencia de esta situación, por ejemplo, al construir mal una carretera o al no tener la asistencia médica debida. La gravedad de la situación aumenta en un país con un gran porcentaje de habitantes en pobreza extrema.
La cuestión económica está entre las muchas causas que tiene la situación de crisis social en la que la violencia ha sentado sus reales; ésta incide de muchas maneras en la inseguridad y por ello es necesario intervenir en lo económico, tanto para prevenirla como para combatirla atendiendo sus efectos y a las personas más vulnerables. La desigualdad y la exclusión social, la pobreza, el desempleo, los bajos salarios, la discriminación, la migración forzada y los niveles inhumanos de vida exponen a la violencia a muchas personas: Por la irritación social que implican; por hacerlas vulnerables ante las propuestas de actividades ilícitas y porque favorecen, en quienes tienen dinero, la corrupción y el abuso de poder. Sin olvidar que la globalización ha favorecido en México la difusión y el fortalecimiento de un modelo de economía de mercado que se ha mostrado incapaz de resolver, como lo pretendía, todos los problemas sociales.
La democracia no ha alcanzado la economía y no se ha consolidado un mercado justo y solidario. Las oportunidades no son las mismas para todos, los productos agrícolas se encarecen por los intermediarios. La economía regional y nacional se corrompe por la interrelación de grupos mafiosos y grupos de interés. La pobreza ha crecido y los programas para la superación de la pobreza y los recursos cuantiosos para el combate a la violencia deben ser usados y controlados minuciosamente, pues tienen el riesgo de correr la misma suerte del uso irracional de los recursos, dañando directamente el resultado de la prevención y combate a la delincuencia. La actuación en los famosos polígonos de pobreza, y lugares de riesgo están aún sin ser intervenidos con la contundencia y eficiencia que el caso requiere. A dos o tres cuadras del Centro de la ciudad de Gómez o de Lerdo se encuentran verdaderos espacios que clamorosamente piden una intervención con recursos y programas que inexplicablemente no se aplican. Casas abandonadas, plazas descuidadas y tomadas por grupos, servicios urbanos inexistentes, falta de alumbrado, falta de vigilancia, anarquía. No es suficiente una manita de pintura.
México es uno de los países con mayor desigualdad en la distribución de la riqueza en el mundo. Esta situación se ha profundizado, entre otras cosas, por el progresivo deterioro de la capacidad adquisitiva de los trabajadores; la falta de condiciones favorables para la micro, pequeña y mediana empresa; la corrupción endémica, la distribución desigual de riqueza que abona a la perspectiva de negocios ilícitos como una tentación para quienes se encuentran en el límite de la sobrevivencia y excluidos de los procesos productivos. Las insuficientes garantías de seguridad causada por actores políticos que utilizan el dinero del pueblo para sus propios fines es un crimen que clama al cielo y que exige restitución.
La paz es artesanal, se requiere trabajo y recursos y los laguneros exigimos la renovación de la política en cuanto a las prácticas de recolección y distribución de los recursos. No se puede resolver los problemas sociales aplicando sin más la lógica mercantil de la oferta y la demanda por presiones de distinto tipo. Se requiere una política social que lleve a la superación de la pobreza y propicie condiciones y oportunidades de desarrollo humano integral, a través de una justa y adecuada distribución de la riqueza. Desterrar el clientelismo político que desvirtúa la figura del que recibe ayuda propiciando, en muchos casos, paternalismo y dependencia en los ciudadanos, que se ven a sí mismos como beneficiarios de apoyos que los comprometen, y no como ciudadanos con derechos y deberes. El descontento que hay por los errores en la gestión de las políticas públicas es cada vez mayor y que bueno, pues se requiere resolver de raíz problemas urgentes y la participación ciudadana de diversas formas es necesaria para llevar a cabo esta renovación. Estemos atentos y participemos positivamente en iniciativas sacando a relucir nuestro interés por nuestras comunidades.
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