La legalización de la marihuana es un tema que ha provocado varias reacciones en la ciudadanía.
Nuevamente la legalización de la marihuana es un tema común en los medios. El gobierno del Distrito Federal, en su afán de ser una ciudad "a la vanguardia" entra en "modas" que no toman en cuenta la opinión de la población que rechaza su legalización. El objetivo en este tipo de leyes es ir metiendo los argumentos a favor, con gran fuerza publicitaria y hablar primero de "despenalización" para luego considerarla "terapéutica" y finalmente "recreativa". Todos son eufemismos que suenan como el canto de las sirenas reclamando libertad de opinión, derecho a la individualidad, además de otros reclamos propios de un liberalismo a ultranza que, por el contrario, condenan las opiniones contrastantes como retrógradas, irracionales, tradicionalistas y radicalistas. El Gobierno de Uruguay y algunos estados de la Unión Americana son puestos como ejemplo sin tomar en cuenta las grandes diferencias que existen entre ellos y nosotros. También se enarbola el argumento del combate al narcotráfico, como si no hubiera ya dado muestras de diversificación en los delitos ¿legalizamos también el secuestro y la extorsión? No podemos quedar indiferentes ante las situaciones que dañan a las familias y a la sociedad. O mejor dicho a NUESTRA familia y a NUESTRA sociedad.
La Cannabis tiene muchos efectos sobre la salud según sus detractores. Desde la pérdida de socialización hasta la deserción escolar, pasando por problemas a los pulmones, bronquitis, problemas de memoria y de motivación, un agravamiento de problemas psíquicos como la ansiedad y los ataques de delirio, problemas de atención, dificultad de controlar los impulsos, agresividad, disminución de las capacidades cognoscitivas y psicomotrices. Los daños son legión. ¿Demasiados para pensar en una legalización o por lo menos en una despenalización?
Es cierto que el tema tiene muchos argumentos en pro de la legalización o al menos de su despenalización. Sería maravilloso para buena parte de los fumadores que no se les considerara ni enfermos ni delincuentes, pero es necesario también tomar en cuenta las voces de todos los niveles de sociedad, empezando por los padres de familia, las casas de rehabilitación y los que quieren salir de la dependencia a las drogas, a las iglesias y, especialmente a los que han recuperado su independencia, pues tienen argumentos concretos y más iluminadores de la situación, pues son los directamente afectados e involucrados en la adicción y desintoxicación. No es de extrañar que haya intenciones perversas en quienes enarbolan razones humanitarias, o de progreso que esconderse intereses de unos cuantos o son una postura populista para ganar adeptos, sin llegar verdaderamente a la raíz del problema y las consecuencias que se tendrán que afrontar y que no estamos preparados.
Francisco, el Obispo de Roma, hace poco declaró: "No es la liberalización del consumo de drogas, lo que podrá reducir la propagación y la influencia de la dependencia química. Es preciso afrontar los problemas que están a la base de su uso". Ahí es donde radica el problema. Es más difícil tratar de superar la falta de comunicación e información entre los involucrados, es poco "rentable" promover la vivencia de los grandes valores universales. Es cierto que se hacen grandes esfuerzos por parte del gobierno, las instituciones y las familias para erradicar este mal, pero no será posible lograrlo si no hay una sinergia efectiva que incluya al gobierno, a las instituciones, a los exadictos y a la Iglesia, uniendo esfuerzos y propuestas para soluciones efectivas y reales que erradiquen el mal, en vez de rendirse ante el problema "legalizando" un mal que no se pudo combatir. Habrá muchas opiniones a favor y en contra muy respetables; lo que no es válido es manipular la información o dejar fuera elementos,cerrándose a espacios de profundización amplia del tema, escuchando a los especialistas y directamente implicados y no sólo guiarse por los intereses políticos y económicos; proponer sin radicalismos o intereses particulares o de grupo, sino más bien buscando conocer a fondo las consecuencias del uso de drogas y su legalización, pues está comprobado que legalizando el uso de las drogas los problemas no desaparecen, sólo se cubren con argumentos superficiales convirtiendo la aparente solución en una salida fácil, que termina por seguir denigrando al ser humano, según lo dice Rogelio Cabrera López, obispo de Monterrey que invita a los legisladores a recordar"el compromiso de todo servidor público: Buscar siempre el bien común de la sociedad, y que toda Ley emanada de cualquier legislatura, sea seriamente pensada y consensuada, para buscar que verdaderamente se proteja y preserve el bien de todos los individuos, y nunca para hacer, directamente o indirectamente un mal a nadie".
Los que hacen las leyes no son, sino representantes y tienen que tomar en cuenta la opinión de la ciudadanía y no ir en contra de ella. Según la encuesta de CNN México del 1º de agosto, sólo el 13.8% está de acuerdo con la legalización de la marihuana, argumentando que sería perjudicial para el país (59%) y que no hay un clima favorable para que se despenalice su uso en México. Decía un doctor: "No confiaría mi vida a un cirujano o un piloto aviador que se toma un descansito para fumar marihuana antes de hacer su trabajo".
Pero es a todos los miembros de la sociedad a quienes nos corresponde colaborar "para ayudar a quien se encuentra en dificultad, al que ha caído en el abismo de la dependencia tal vez sin saber cómo, diciéndole: "Puedes levantarte, puedes remontar; te costará, pero puedes conseguirlo si de verdad lo quieres"Considera que la "liberalización" de las drogas no servirá para reducir su consumo ni para acabar con el narcotráfico y propone como solución la educación de los jóvenes en valores. "No es la liberalización del consumo de drogas, como se está discutiendo en varias partes de América Latina, lo que podrá reducir la propagación y la influencia de la dependencia química. Es preciso afrontar los problemas que están en la base de su uso, promoviendo una mayor justicia, educando a los jóvenes en los valores que construyen la vida común, acompañando a los necesitados y dando esperanza en el futuro" (Papa Francisco en la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro). El narcotráfico favorece la violencia y siembra dolor y muerte y necesita un acto de valor de toda la sociedad. No nos sumemos a los mercaderes de muerte que siguen la lógica del poder y el dinero a toda costa. No dejemos solos a quienes han caído en la dependencia, sino acompañémoslos con afecto efectivo y cercano para que sientan la mano del Señor que consuela y da esperanza.
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