El campo se encuentra sufriendo también las consecuencias de la corrupción, impunidad e ineficiencia por parte de las estructuras de explotación que siguen gozando de cabal salud, puesto que no sólo no han podido ser superadas por la presente administración, sino que incluso se han refinado y hecho más sofisticadas. Los cambios estructurales tan necesarios para esta nueva época y para lograr la transformación que el país necesita, no han sido tan beneficiosos para el pueblo como se esperaba, se han diluido en promesas a futuro y ventajas para unos cuantos grupos de poder en lo político y económico. El prometido progreso no se ha reflejado en los bolsillos de la gente y cada vez se paga más por gasolina, impuestos, comida para mascotas y hasta por los limones. Las sonadas corruptelas, dispendios y fraudes sólo son objeto de noticia en los medios de comunicación, renovándose periódicamente, pero sin mayores consecuencias (actualmente escuchamos, por ejemplo, el fraude en la línea 12 del metro en el Distrito Federal, de Oceanografía en Pemex, de megadeudas de estados y municipios, de dispendios de funcionarios y exfuncionarios y escándalos de líderes políticos).
El campo Durangueño no ha quedado fuera de esta situación. La Iglesia en Durango, solidarizándose con la población, se ha manifestado abiertamente con una carta dirigida al Presidente de la República Mexicana denunciando anomalías en relación a la producción y comercialización del frijol y pidiendo su intervención. La Carta apenas fechada el 19 de marzo de 2014 manifiesta claramente la situación de crítica que se está viviendo por parte de los productores. Sin ser irrespetuosa se pronuncia en nombre del campesinado que comprende parte de los Estados de Durango y Zacatecas. Reconoce que "los problemas son viejos y que han sido causa de conflictos y génesis de movimientos revolucionarios", tal vez haciendo ver con esta acotación la gravedad de la situación y manifestando que "La pobreza, la marginación, y la injusticia han delineado por décadas sus contornos dolorosos y humillantes". ¿Cuáles son estos problemas? Conocerlos nos ayudará a comprender, con un ejemplo más, las estructuras que sistemáticamente están llevando a la miseria al país y que urge cambiar.
El documento menciona inicialmente que los programas de apoyo no responden al espíritu de la gente del campo y a sus necesidades y denuncia claramente que a causa de la falta de preparación "la gente es presa de intereses políticos y de negocios deshonestos, que tienen en la corrupción y en la impunidad sus promotores y escondites". También esta carta menciona algo que vemos también nosotros apenas salimos unos cuantos kilómetros de la ciudad: Las condiciones económicas y sociales del medio rural siguen siendo lastimosas y sin oportunidades.
La mala administración, la ineficiencia, el despilfarro y la corrupción hizo que no llegaran a su destino los 470 millones de pesos prometidos en los anuncios oficiales triunfalistas que Baltazar Hinojosa Ochoa, jefe de la Agencia de Servicios a la Comercialización y desarrollo de Mercados Agropecuarios (ASERCA) hizo en el mes de noviembre para la comercialización del frijol (cfr: www.sagarpa.gob.mx, 01 nov 2013) anunciando apoyo a 70 mil productores con mayores beneficios, precio más justo y liberación de los intermediarios. En la búsqueda de mayor certidumbre comercial la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) y la Banca de desarrollo anunciaron la comercialización de 200 mil toneladas de frijol negro y pinto del presente ciclo primavera-verano 2013, en los Estados de Chihuahua, Durango y Zacatecas. Además, el apoyo directo a los productores que realicen el beneficio y la certificación de la calidad del frijol en un volumen de hasta 100 mil toneladas Fijando el precio en $12.00 el kilo de pinto Saltillo y $10.00 el kilo de negro. Éste fue un anuncio esperanzador para los productores, pero los testimonios de los campesinos que recogen los sacerdotes de las parroquias rurales es de flagrante indolencia gubernamental. Estas son las quejas principales de los campesinos, tal y como vienen escritas en el documento:
"1.- El precio del frijol. No se les paga el precio convenido, sino a 8.00, 6.00 y hasta 4.00 pesos kilo del pinto Saltillo. En el mercado se expende al público a más de 20 pesos el kilo.
2.- El pago del frijol recibido en bodegas. Las acopiadoras autorizadas retrasan demasiado tiempo el pago, en detrimento de los productores. Los agricultores no reciben el pago de su producto porque los acopiadores dicen no tener solvencia económica. ¿Jinetean el dinero?
3.- Los intermediarios no autorizados ("coyotes"). Existen sin que las autoridades hagan nada al respecto, incluso las mismas autoridades municipales y estatales se coluden en esta competencia desleal.
4.- Certificación. Los acopiadores injustamente quitan 100 kg por tonelada al campesino para recibirles el producto alegando mermas.
5.- Los requisitos para recibir el producto. Resultan más bien obstáculos para el campesino: Documentación foliada, certificación.
6.- En el transcurso de todo el ciclo los campesinos se van endeudando y cuando logran la cosecha tienen sobre sus espaldas deudas, por eso se ven obligados a vender su frijol a como puedan, y es aquí en donde se agudiza la injusticia".
El objetivo que se busca al hacer estos señalamientos, es arrojar luz sobre los hechos sociales que aquejan al campesinado de nuestro estado de Durango. Los anuncios oficiales siguen perdiendo credibilidad y son un llamado a la transformación de la sociedad en base a principios como el bien común, el destino universal de los bienes, la subsidiariedad, la solidaridad, la participación ciudadana y valores como la justicia, la paz, la verdad y la libertad que tienen su fundamento principal en el Amor. La organización promovida por instancias como las eclesiales, puede detonar acciones que respondan efectivamente a la problemática aquí planteada u otras similares. Este documento significa mucho más que una petición al Presidente de la República, pues manifiesta implícitamente el compromiso por parte de la Iglesia de intervenir en las cuestiones sociales que están afectando directamente a la población y que son también su tarea por ser promotora del hombre individual y en sociedad, para que desarrolle la vivencia de la justicia, de la paz, de la vida, de la verdad, de la gracia y del amor.
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