El suministro de agua bajó 28 por ciento a nivel nacional.
La crisis de agua que vive México, detonada por la escasez del líquido en gran parte del territorio está más ligada a una gestión obsoleta e ineficaz del mismo que a un desabasto directamente proporcional al aumento de la población.
De acuerdo con una investigación realizada, la infraestructura para la extracción, potabilización y distribución cumplió ya su vida útil, lo cual representa un grave problema para las ciudades con gran demanda de agua.
Las cifras indican que cuatro de cada diez litros de líquido se desperdician por lo obsoleto de la infraestructura en las redes públicas, lo que equivale a pérdidas millonarias que afectadn directamente las arcas públicas.
Una consecuencia de esta problemática es que el suministro de agua bajó 28 por ciento a nivel nacional: mientras en 1996 cada mexicano disponía de 348 litros diarios, en el 2012 se redujo a 250 litros, según el Sistema Nacional de Información Ambiental y de Recursos Naturales. La caída se replica en tres cuartas partes de las entidades del país.
A lo dicho se le añade una inadecuada administración, con altos porcentajes de subsidios y nulas políticas públicas para eficientar los cobros y crear estrategias que limiten la explotación de los mantos y aportarle sustentabilidad al servicio público.
"La caída en el suministro está muy ligada con la problemática de los sistemas de agua, con la falta de planeación e inversiones... Los municipios no tienen capacidad para prestar los servicios oportunamente", considera el director de la Asociación Nacional de Empresas de Agua y Saneamiento, Roberto Olivares.
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