'Santuzza' de la Ópera 'Cavallería Rusticana' de Pietro Mascagni. Temporada 1952-1953. Teatro de La Scala de Milán, en Italia.
Una de las más grandes cantantes de ópera que ha dado México, es sin duda Agripina Carrillo Ramírez, conocida mundialmente en el terreno del belcanto como "Pina Carrillo".
Nació en Zacatecas el 1º de abril de 1923, y desde muy pequeña sus padres la trajeron a radicar a Gómez Palacio, Durango, donde realizó sus estudios básicos. Fue en la Parroquia de Guadalupe, donde Pina Carrillo se inició cantando en el coro, llamando la atención de la feligresía por la potencia de su voz que alcanzaba notas sumamente altas y armoniosas, lo que motivaba a personas conocedoras a sugerirle que ingresara al Conservatorio Nacional de Música, para desarrollar las enormes facultades que se le advertían para cantar.
En la ciudad de México se convirtió en discípula del maestro José Pierson, quien pudo darse cuenta del enorme potencial de la cantante, durante tres años de intenso trabajo de preparación y al ver los excelentes resultados de su alumna, no duda en recomendarla a las autoridades de Bellas Artes para que continuara sus estudios. En agosto de 1947 se trasladó a Milán, Italia, para ingresar al Conservatorio "Giuseppe Verdi", para lo cual contó con una beca del gobierno del licenciado Miguel Alemán Valdés; auspiciada también por la Ópera Nacional, además de apoyos de personajes como el gran cómico de México, Mario Moreno "Cantinflas".
En 1951, tomó parte en el concurso organizado por los directivos del Teatro de La Scala de Milán y las casas Sonzoño y Ricordi, compitiendo contra cerca de 500 cantantes, siendo seleccionada entre las 30 mejores voces para cubrir el elenco de la obra "Cavallería Rusticana" de Pietro Mascagni, durante la temporada de ópera de 1952 a 1953, donde representó el papel de "Santuzza", con el que obtuvo un triunfo clamoroso, con aplausos interminables que la hicieron volver al escenario en varias ocasiones, lo que le valió los mejores comentarios de la crítica especializada de Italia. En esta temporada, actuó bajo la dirección de los grandes maestros Arturo Toscanini, Wilhelm Furtwängler, Sir Thomas Beechman, Herbert von Karajan, entre otros genios de la música.
A su regreso al país, se integra a la Ópera Nacional de Bellas Artes, donde participa en diferentes temporadas anuales en la ciudad de México; en el Teatro Degollado de Guadalajara, y en diferentes ciudades de los Estados Unidos. El 17 de mayo de 1962, actuó en la obra "Adriana Lecouvreur", de Francesco Cilea, en el Palacio de Bellas Artes, representando el papel de Adriana, alternando con el famoso tenor Plácido Domingo, quien en esta obra se desempeñó como Maurizio.
Durante su vida profesional, cantó al lado de artistas de talla mundial como: Giuseppe Campora, María Caniglia, Bidú Sayao, Benjamino Gigli y Giuseppe Di Stéfano, entre otros. Por cierto, el italiano Di Stéfano llamado "La Voz del Siglo", debutó en el Teatro Alberto M. Alvarado, de Gómez Palacio, la noche del viernes 16 de abril de 1982, cuando el teatro se incendió totalmente, sin que afortunadamente hubiera pérdidas humanas.
Pina Carrillo siempre fue una mujer comprometida con las causas sociales y culturales de Gómez Palacio, su tierra adoptiva, recordando que en sus inicios, a los 16 años, cantaba, tanto en los coros parroquiales, como en fiestas particulares a las que con frecuencia era invitada, dada su gran calidad artística y humana.
Precisamente, a su regreso de Italia, en los años de 1953 y 1955, participó en conciertos de beneficencia, y en actos religiosos de gran trascendencia, en varios lugares de La Laguna, en los cuales puso de manifiesto su sencillez y alto espíritu de colaboración, que iban de la mano con la calidad y calidez interpretativa, poniendo de manifiesto una intensidad y brillantez especiales, que provocaban el reconocimiento unánime de su auditorio; cautivado por su refinamiento interpretativo y la distinguida presencia de la cantante, que provocaba llenos totales en los lugares donde se presentaba.
Lamentablemente en nuestro país, la música clásica no ha tenido el impulso que tiene en otras naciones, lo que obliga a nuestros talentos con facultades extraordinarias y con altos estudios musicales, a emigrar a las grandes capitales del mundo donde la ópera es elemento insustituible en sus culturas, y sus exponentes son altamente apreciados y valorados. En consecuencia, nuestros cantantes han tenido que buscar los foros adecuados, debiendo abandonar el suelo patrio.
La noche del 14 de mayo de 1954, en el marco del magno concierto realizado para recaudar fondos para la construcción de la biblioteca pública del Instituto "18 de Marzo", nuestra gran artista hizo patente su sincero agradecimiento a sus coterráneos, "… por el cariño con que me han recibido siempre y por las numerosas muestras de afecto y admiración que me han sido prodigadas, las cuales llevaré en mi corazón, cuando por motivos de mi profesión, tenga que partir al extranjero… esos sentimientos fueron mi fortaleza cuando tuve que competir contra más de ocho mil opositores en la Escuela de La Scala de Milán y también contra los primeros cuatrocientos cincuenta triunfadores, de donde salen únicamente los consagrados para actuar, en principio, en la temporada lírica, y en una segunda selección igual, en la temporada Oficial de Ópera de la Scala, meta que logré alcanzar, apoyada en los elogios de la crítica especializada de Italia, capital mundial de la ópera".
Esta reseña, tiene la finalidad de adentrar en la conciencia y el conocimiento de los laguneros, sobre la tremenda importancia que tienen los logros alcanzados por Pina Carrillo, valorando lo que puede hacerse con los dones de la naturaleza, la dedicación y el empeño de los protagonistas de estas hazañas, que han tenido que entregarse en cuerpo y alma al estudio, la disciplina y la constancia, para alcanzar las altas cumbres del éxito, al que solamente pueden acceder los que en el esfuerzo y la participación constante y decidida, fincan las raíces de su carrera profesional, logrando, como en el caso de nuestra paisana Agripina Carrillo Ramírez, demostrar a nivel internacional su categoría artística y su bonhomía, para orgullo nuestro y gloria de México.
Su sentida desaparición física, el 15 de mayo de 2006, en la capital del país, dejó una huella enorme en las artes nacionales, y un legado inolvidable para Gómez Palacio, por su trayectoria difícil de superar. Fue esposa del señor José Antonio Carrillo y le sobreviven sus hijos: María Teresa, María del Carmen, José Antonio, María Dolores y Miguel Ángel, quienes radican en México, D.F., y mantienen su recuerdo con el orgullo y la satisfacción de ser descendientes de una gran mujer que le dio fama a su país, por su distinguida actuación en los foros de la ópera del mundo.