Por más que lo intentes, no te podrás escapar de recibir consejos de los demás. Para algunas personas el dar consejos parece ser uno de sus pasatiempos favoritos, mientras que otras son más cautas en esta área... prodigan sus sugerencias únicamente cuando se las piden o cuando piensan que es necesario darlas. En cualquier caso, los consejos son gratis.
Directa o indirectamente y aunque los pidas o no, ten la seguridad que alguien tendrá que opinar acerca de los problemas que estés enfrentando, tanto en tu vida privada como en la de tu trabajo. Así es la gente.
Lo que hagas con el consejo es importante. Con esta idea en mente aquí están algunas sugestiones que hay que considerar:
Escucha tu propia "voz de la razón", pero no la sigas si tu sentido de la emoción le está ganando a tu razón.
Toma el consejo como una entre varias alternativas. En otras palabras, considéralo no como algo totalmente aceptado o rechazado, sino simplemente como una posible base para actuar de acuerdo a las necesidades individuales.
No aceptes consejos de personas que no están en posición de entender tu problema. Por ejemplo, una persona soltera no puede ser necesariamente la mejor guía como consejera matrimonial, aun cuando sea más objetiva que una casada.
Asegúrate de las buenas intenciones de tu consejero. No aceptes las sugerencias de alguien que tenga algo que ganar con tu actuación.
No dejes que un falso orgullo interfiera. Es muy fácil reaccionar a los consejos con resentimiento.
Con frecuencia, tener resentimientos es indicio de que algo anda mal. El yodo, en realidad, únicamente estimula la herida.
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