¡OÍR PARA ESCUCHAR!
A pesar de los numerosos libros, artículos y seminarios dedicados al tema de aprender a escuchar, muchas personas no le han prestado atención a los consejos de los expertos en comunicación. Es por eso que actualmente hay una gran demanda por este material.
Cuando se trata de aplicar las habilidades efectivas para escuchar, realmente un gran número de personas parecen ser sus propios enemigos. ¿Por qué? Simplemente porque lo más difícil de hacer durante el proceso de escuchar es el olvidarse por completo de las ideas propias y enfocarse en captar el mensaje de otros. Un buen escucha es aquél que está convencido que su tiempo está bien empleado.
Por supuesto que para captar los puntos de vista del que habla es escucharlo. Pero muy pocas personas, fuera de los psiquiatras, están entrenadas para escuchar. Viviendo en una cultura competitiva, la mayoría de nosotros estamos principalmente atentos a externar nuestros propios puntos de vista y considerar los parlamentos de otros como interrupciones tediosas al flujo de nuestras ideas.
Por tanto hay que insistir que el escuchar no es simplemente el guardar un respetuoso silencio mientras estás repasando en tu mente lo que vas a decir cuando se presente una oportunidad. Escuchar significa tratar de ver el problema como el que habla lo ve lo que significa no tenerle lástima, sino empatía. El escuchar requiere además entrar activamente y con imaginación en un marco de referencia diferente al propio.
El punto definitivo es salir de una conferencia o una plática formal con un fondo de información acerca de lo que otra gente está haciendo o pensando. El resultado de una comunicación efectiva es la satisfacción interior.
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