Al igual que los profetas de la antigüedad, hoy se alzan en México muchos ciudadanos que, en su mensaje social, hacen una dura denuncia de la corrupción, de la opresión y de la podredumbre moral de la nación; pero junto a ellos existen quienes además ofrecen alternativas eficaces y reales de salvación ante esas penurias comunales y ofrecen acciones y/o iniciativas que pretenden impulsar el desarrollo y crecimiento regional y la democracia participativa a través de su integración a una política social no partidista.
Ejemplos de una participación popular, fuerte y comprometida la encontramos fácilmente en La Laguna, es muy visible a través de Organizaciones de la Sociedad Civil que ofertan ardor civil, virilidad democrática, entusiasmo por el cambio y por el encuentro con un mundo mejor, más justo, más humano, respetuoso pleno de los derechos y absoluto agente de cambio del orden putrefacto actual; pero todas estas organizaciones van más allá de las urnas; más lejos que la visión política partidista, buscan aquello que ya deberemos en breve desarrollar: La efectiva toma del poder por los auténticos soberanos de México: son quienes exigen abiertamente al gobierno de cualquier nivel, con fuerte y sonora voz: ¡Abran las puertas a los ciudadanos!
En medio de este ejercicio positivo, se ubica la Iniciativa Ciudadana; esa fuerza que puede y debe acercar a la gente con la gente, y a la gente con el gobierno y ello supondrá una contribución importante a la democracia y a los debates participativos para la creación de una esfera pública popular, celosa de su capacidad de autogobierno.
Este dinamismo social significaría además que el pueblo sería el sujeto de las leyes, no el objeto de aplicación que hoy es; normalmente el pueblo nada sabe sobre las leyes hasta que aparecen escritas en el diario oficial y ya son aplicables, ejecutables y obligatorias, si mucho, antes de su promulgación nos enteramos de las mismas casi como chismes en medios de comunicación que generalmente están coludidos por diversas razones con el gobierno.
Únicamente una sociedad participativa logrará la sobrevivencia a largo plazo de la democracia; la simple alternancia de partidos en el poder no es garantía de que se instale la democracia; ejemplo de ello son los gobiernos de 2000 y 2006 que terminaron cediendo su lugar a la oligarquía tiránica que volvió a gobernar México igual o peor que los más desastrosos 70 años del siglo XX.
La Iniciativa Ciudadana ofrecerá a los ciudadanos en el futuro la oportunidad de implicarse directamente en la política, y lo más importante: otorgará poder directo a los ciudadanos en la toma de decisiones; el cual podrá logarse a través de los referendos o plebiscitos que son una expresión muy fuerte de participación; son instrumentos democráticos y legales para que los ciudadanos se sientan realmente soberanos y puedan decidir sobre cuestiones de fondo y trascendencia, por medio de un debate deliberativo que tendrá valor de círculo virtuoso en el que, a mayor debate, mayor participación y más presencia eficaz del ciudadano en la esfera decisoria.
Existen en la región, a mi humilde y muy limitada capacidad de análisis, cuatro tipos de organizaciones de la sociedad civil que están incidiendo directamente en la transformación social y que destacan en la participación e iniciativa ciudadana:
PROFÉTICAS: es decir, aquellas que denuncian; entre otras el Centro de Investigaciones México Avanza, con su barómetro que mide problemáticas sociales y opiniones sobre gobernantes; Participación Ciudadana 29 Laguna A.C. y el Consejo Cívico de las Instituciones, entre otros varios.
AGENTES DE CAMBIO: Laguna Yo te Quiero que en dos años ha movilizado a infinidad de laguneros, cerca de cien mil, a pesar de la oposición gubernamental de este año. Asociación Cívica de la Laguna que con sus seminarios para formar líderes está modificando la visión de la participación; Información y Participación Ciudadana A.C.; Renacer Lagunero: que busca una nueva sociedad más participativa; Alianza para el Gobierno Abierto que convoca la sociedad civil a trabajar abiertamente con el gobierno de manera honorífica, siempre y cuando éste acepte; existe en más de 60 naciones; pero aquí, no parece progresar. Otras más direccionadas a problemas específicos pero no por ello menos importantes son Morelando; que busca rescatar el centro histórico de Torreón sin afectar los impuestos municipales que desde hace muchos años estamos pagando y de los que no se ha visto nada; Ruedas de Desierto reconocimiento de los derechos humanos de los ciclistas y varias más.
ASISTENCIALES: las más tradicionales y de las cuales existen más de un centenar en la Laguna; son aquellas que buscan el bien de cierto sectores de la población, adultos en plenitud, personas con capacidades diferentes; niños con cáncer, mujeres lastimadas; todas estas aportan a la sociedad respuestas efectivas a problemáticas precisas.
ORGANISMOS EMPRESARIALES: que aunque representan los intereses de un sector económico, en múltiples ocasiones realizan acciones proféticas y en otras de agentes de cambio o asistenciales, el problema con ellos es que a muchos les falta una definición seria, el dirigente en turno es quien determina la estrategia o la postura ante las autoridades; ello permite que sean utilizados, mediatizados y, hasta en ocasiones, comprados para justificar acciones gubernamentales dudosas o en franco atraco a la población.
La participación ciudadana también ha sido objeto de juego por parte del gobierno, por ejemplo, en los organismos electorales, principalmente en los locales que afortunadamente tienden a desaparecer, la iniciativa ciudadana sólo existe en el membrete, más nunca en la realidad y aplicación democrática, ellos duermen el justo sueño de un gigante imaginario que si despertara acometería contra la dictadura partidista, que cuenta con la patente de corso exclusiva para la designación de los futuros gobernantes, que lo serán votes o no por ellos.
Debemos concluir con absoluta seguridad que la participación ciudadana es una acción clave para un desarrollo humano sensible y permanente; por ello debemos luchar para asegurarla y nunca cederla.