Ira. Las protestas se basaron en duros ataques en contra del Gobierno Federal.
La ciudad turística de Acapulco se convirtió ayer en el centro de las protestas por la desaparición de 43 estudiantes hace tres semanas, un caso del que cada día hay menos información oficial, mientras la sociedad exige nuevos datos y aumenta la tensión entre familiares y compañeros.
El mayor reclamo de los manifestantes reunidos ayer en Acapulco fue ése, que se dé información y que se avance en las investigaciones.
Pese al miedo que había a que pudiera haber actos de violencia, la marcha que juntó a familiares de los desaparecidos, a estudiantes compañeros y a sindicatos de maestros transcurrió en paz, salvo por algunas pintadas y roturas de cristal que se hicieron en algunos negocios.
Bajo el grito de "Ayotzi, aguanta, el pueblo se levanta. Ayotzi, escucha, el pueblo está de lucha", los participantes se solidarizaron con las familias de los jóvenes estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa que desaparecieron el día 26 en la ciudad de Iguala.
En la marcha de ayer participaron familiares de los desaparecidos, compañeros de la escuela, así como maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (Ceteg) y profesores procedentes del estado de Oaxaca y Michoacán, entre otros.
Aunque transcurrieron sin daños considerables el sector turístico ya se ha visto afectado por las protestas de los últimos días.
Desde el miércoles hasta ayer se han registrado entre un 60 y 70 por ciento de cancelaciones de reservas en hoteles, sobre todo de aquellos turistas que viajan por la Autopista del Sol, que conecta el puerto con la capital del país, pues las protestas han incluido el corte de esta carretera.
La propia embajada de Estados Unidos en México advirtió el jueves a los ciudadanos de su país sobre esta manifestación y recomendó "evitar esta zona durante la duración de la protesta".
Por otro lado, en el día de ayer los diputados de Guerrero decidieron revocar el mandato del alcalde de Iguala, José Luis Abarca, quien ha sido llamado a declarar por los hechos violentos y permanece en paradero desconocido.
Ante la lentitud de la respuesta de las autoridades, abundan los rumores y los testimonios recogidos por medios de comunicación o por figuras de la vida pública como el sacerdote Alejandro Solalinde.