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Coty Guerra

Asistimos al cine atraídos por la insistencia mediática sobre las películas premiadas por la Academia de las Artes y las Ciencia Cinematógrafias ("Academy Awards" en inglés), con el Oscar, en reconocimiento a la excelencia de los profesionales en la industria del cine, incluyendo a directores, actores y escritores, lo cual es considerado el máximo honor del séptimo arte; además, es la ceremonia más antigua en los medios de comunicación.

El filme escogido fue Las vueltas del destino, y créanme, está maravilloso. Este largometraje está basado en la obra de teatro "August: Osage County", del dramaturgo estadounidense Tracy Letters, que se hizo acreedor a los premios Pullitzer y Tony, con las actuaciones estelares de Meryl Streep y Julia Roberts, con un elenco sensacional porque todos, absolutamente todos, convierten su papel en protagónico. Es la dramática, divertida y conmovedora historia de una familia cuyas vidas se han distanciado, pero una crisis familiar los reúne y aparece una terrible catarsis de secretos expuestos que todos conocían, pero no se confrontaban. Tiene un final interesante: existen familias en que solamente se puede convivir (tolerar) si no hay lazos de sangre.

Las estupendas actuaciones de todo el elenco de Las vueltas del destino me recordaron los filmes de antaño y en lo personal, me sentí nostálgica, porque añoré las películas con las grandes actrices de otras épocas: Joan Fontaine, Bette Davis, Joan Crawford, Olivia de Havilland, Elizabeth Taylor y, sobre todo, la hermosa Vivien Leigh. Quién no recuerda los dramones: Quién teme a Virginia Woolf, Qué pasó con Baby Jane, Rebeca, Un tranvía llamado deseo, Cumbres borrascosas, etcétera, que dejaron un legado importantísimo para las nuevas generaciones.

Meryl Streep no ganó, pero ahí deja su actuación; hay que ver si alguien puede mejorarla.

*Las vueltas del destino, cuenta la oscura, divertida y conmovedora historia de la familia Weston, cuyas vidas se han distanciado hasta que una crisis familiar los trae de vuelta a la casa de campo en Oklahoma, en la que crecieron. La película escapa de cualquier tentación lacrimógena y avanza hacia la develación de dramas personales, una catarsis de secretos revelados que, por acumulación, terminan por perder su capacidad para volverse trágicos. Con todo, la cinta no deja a un lado el humor y que muestra la profunda humanidad de sus personajes.

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