El delantero de La Franja del Puebla, Cuauhtémoc Blanco, no logró obtener la victoria para su conjunto ante los Tigres. (Jam Media)
Cuauhtémoc Blanco resopló en cuanto escuchó el silbatazo final del árbitro Miguel Ángel Flores, pero no se trataba de un desahogo físico. Lo del ídolo era frustración en su estado más puro.
Quedó claro con ese "sui géneris" golpeteo en la cabeza que ya es copyright. Mientras varios compañeros y rivales se acercaban para estrechar su mano, "El Temo" aún lamentaba que Flavio Santos desaprovechara aquel servicio que lo dejó frente al guardameta argentino Nahuel Guzmán.
Blanco tenía minuto y medio en el campo. Suficiente para mostrar que la inteligencia y técnica individual pueden suplir la falta de condición física si se trata de un genio.
El caprichoso bote del balón y la barrida de Jorge Torres Nilo impidió que el Puebla se llevara un triunfo tan valioso como necesario.
Igualada (1-1) sabor acre. Le impidió alcanzar al Guadalajara en la tabla que define el descenso.
Eso explicó la molestia de Cuauhtémoc, quien volvió a ingresar cerca del ocaso, aunque esta vez con el partido en el aire. Su calidad estuvo a punto de dar otra victoria.
Los Camoteros avanzan, aunque con pasos apenas perceptibles. Además de romper una racha de dos caídas en fila, sanaron de la "malaria" ofensiva que padecían.
El gol de Santos (60'), producto de la astucia de John Pajoy, terminó la terrorífica cadena de 322 minutos sin anotar. No lo hacía desde que Luis Loroña convirtió el gol ante Xolos.
