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Pura vida en Costa Rica

Costa Rica es cien por ciento naturaleza, todo un paraíso.

Costa Rica es cien por ciento naturaleza, todo un paraíso.

AGENCIAS

Costa Rica es una tierra con vocación ecoturística, con una de las biodiversidades más ricas del planeta. También, es cuna del "canopy" (turismo de aventura).

Si andas en busca de aventura, si piensas que es un lujo ver un quetzal en su hábitat natural, escalar una enorme ceiba longeva, si te causa emoción explorar de noche un volcán activo, estar rodeado de tiburones martillo mientras esnorqueleas, tal vez Costa Rica sea para ti.

Este pequeño país de 51 mil kilómetros cuadrados (poco más pequeño que Michoacán) sólo abarca 0.03% de la superficie del planeta, pero sorprende al ser uno de los 20 países con más especies que lo habitan: unas 500 mil, que representan 4% del total de las especies estimadas en el mundo. Poco más de 300 mil son insectos.

Luis Guillermo Viquez Salazar, gerente general de Unigloble Travel para México, Centroamérica, Panamá y el Caribe, profesor de ecoturismo y tico de nacimiento, sugiere al mexicano que viaja por primera vez a Costa Rica, una estancia de cinco o seis días y hacerlo por la libre, en auto rentado, recorriendo estos dominios a su ritmo, a pesar de que las condiciones de la mayoría de las carreteras no son muy buenas (un trayecto de dos horas puede convertirse en cuatro, debido al tráfico) y de que las direcciones son un poco complicadas porque todo es en base a referencias.

Otra advertencia: hay que tener muy claro que Costa Rica es cien por ciento naturaleza, falto de la infraestructura que el turista promedio está acostumbrado en México. Y, si los insectos causan repulsión, más vale no acercarse.

Dónde ir

Estos son los destinos que todo viajero debe incluir en su itinerario:

El volcán Arenal es uno de los 10 más activos del mundo, declarado Parque Nacional en 1994. A sus pies, se encuentra un lago rodeado de hoteles boutique y "ecolodges", como el Tabacón y el Arenal Country Inn, con aguas termales.

De vez en cuando, el volcán sorprende con una pequeña erupción y un temblor; de repente, se ven fumarolas y lava que desciende por sus laderas.

Uno de los mejores atractivos es el paseo nocturno, las faldas del coloso de forma cónica, casi perfecta. Sumado a la observación de algunos animales, en ocasiones se presenta el espectáculo de lava incandescente. Durante el día, hay cabalgatas, "rafting" y recorridos en tirolesas y puentes colgantes en medio de un bosque lluvioso.

Pero el país tiene 111 volcanes más, por algo forma parte del Cinturón de Fuego del Pacífico. Otro de los imperdibles es el volcán Poás, con un cráter principal tipo géiser de 1.7 kilómetros de diámetro, y varios conos piroclásticos. En uno de ellos, reposa una laguna de color turquesa.

En Costa Rica, 95% de la vida nace en los árboles, y para descubrirla, hay que emprender una caminata, subirse a un teleférico, deslizarse a través de un circuito de tirolesas o recorrer puentes colgantes a más de 100 metros de altura.

La Reserva Biológica del Bosque Nuboso de Monteverde, cerca del Arenal, en las llanuras del norte y a tres horas de San José, es hogar de 100 especies de mamíferos, como el jaguar; 400 especies de aves, entre ellas el quetzal; más de 100 anfibios (en todo el país hay más de 183, contando sapos, ranas y salamandras), y 2 mil 700 especies de plantas; de éstas, 420 son orquídeas.

Todo es superlativo: árboles, helechos, bromelias, el musgo, la neblina constante que lo envuelve todo en el momento menos esperado.

Llueve permanentemente, así que hay que irse con un impermeable y una chamarra ligera. Y, ni modo, hay que lidiar con las hordas de turistas.

Monteverde, ubicado entre los mil 200 y mil 400 metros sobre el nivel del mar, es la cuna del "canopy", un circuito de tirolesas o cables suspendidos entre las copas de los árboles, a los que te cuelgas por medio de un arnés y deslizas a gran velocidad, a una altura de más de 100 metros del suelo. El cable más largo mide 800 metros. El mismo circuito puede realizarse de noche.

Para quienes prefieran una emoción menos vertiginosa, muy cerca se encuentra la Reserva de Santa Elena, donde están escondidos entre la densa vegetación y la neblina, una serie de puentes suspendidos. Lo mismo que el anterior, este recorrido tiene su versión nocturna. Ambos paseos se hacen en compañía de un guía naturalista. O, si lo prefieres, súbete al teleférico. Estas tres modalidades se replican en la zona del Arenal.

El Parque Nacional Tortuguero, del lado caribeño, es la cuarta recomendación de Viquez. "Es un sitio tremendamente agreste", las dos únicas maneras de llegar son por aire, a bordo de una avioneta, o por agua, navegando los canales de agua que unen el mar con tierra adentro.

La fauna no podría ser menor: manatíes, monos de todo tipo, incluidos los aulladores, perezosos, cocodrilos, quetzales (un milagro poderlos ver en vivo), tucanes y hasta jaguares.

Tortuguero es el principal destino de desove de la baula, la especie de quelonio más grande del mundo. El caparazón alcanza los 1.8 metros de largo y pesa hasta 400 kilos.

Entre julio y octubre, durante la noche, llegan miles de tortugas al mismo tiempo. Los hoteles organizan el avistamiento de este fenómeno, pero de manera muy controlada.

El visitante puede complementar su visita con un paseo en kayak para capturar con su cámara una gran cantidad de aves y cocodrilos.

La última recomendación de Luis Guillermo es la lejana Isla del Coco, Patrimonio de la Humanidad y Parque Nacional, a 532 kilómetros de la costa del Pacífico. Este pedacito de tierra deshabitado, pero poblado de vida silvestre, no sólo cautivó al explorador Jacques Cousteau, quien la calificó como la isla más bella del mundo. También, Michael Crichton quedó maravillado con ella y fue su inspiración para crear Jurassic Park.

La rodea una riqueza marina impresionante: 27 especies de tiburones, destacando el martillo, además de delfines, mantarrayas, tortugas carey y tiburones ballena, cuando arriban a la zona.

No es un destino de fácil acceso. Se requiere de un permiso y es uno de los viajes más costosos, dirigido principalmente a buzos, aunque también se puede esnorquelear. Está prohibido pernoctar en la isla, así que zarpan pequeños cruceros de varios días con todos los servicios a bordo.

El toque sexy

Encontramos varios hoteles encantadores, como el Kùra Design Villas, un exclusivo alojamiento lunamielero, de diseño contemporáneo, ubicado en Uvita de Osa, región privilegiada al sur del país y muy cerca de los parques nacionales Manuel Antonio, Corcovado, Ballena y la Reserva Biológica de la Isla del Caño. Por un lado, es posible nadar con mantarrayas, ballenas y tortugas; en tierra, el viajero explora manglares y la selva para toparse con monos aulladores, tucanes y guacamayas en total libertad.

Costa Rica es un encuentro con la vida salvaje que invade la vista, los oídos y el olfato. Por eso, 25 por ciento del territorio posee alguna categoría de protección: parque nacional, reserva.

"No es un país barato y muchos se preguntan por qué. Porque la paz cuesta. Se hizo una inversión en civilidad, en educación y salud y todo eso lo nota el turista", concluye Luis Guillermo. Aquí la tranquilidad se escribe con mayúsculas.

(Con información de la Embajada de la República de Costa Rica en México).

Guía del viajero

Tirolesas y puentes colgantes

Hay varias operadoras que ofrecen estos recorridos en los bosques lluviosos.

Web: (www.skyadventures.travel y www.canopytour.com).

Quién te lleva

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