La acción que en poco más de un año hemos concretado en Laguna Yo Te Quiero nos deja algunas reflexiones en torno a nuestras propias acciones de liderazgo y las de otros grupos con los cuales convivimos en el quehacer ciudadano de la región. Hoy deseamos compartir cuestionamientos que impregnan nuestras sesiones de planeación y reflexión sobre el futuro de la asociación: ¿qué clase de liderazgos necesitamos?, ¿ cuál es el rol específico de los liderazgos en la participación ciudadana?, ¿quién es el verdadero líder en una acción colectiva?.
En LYTQ comenzamos con una estructura absolutamente formal; creamos un consejo con claras normas de operación y papeles definidos. Se dijo desde el principio cuál sería el rol de los consejeros y que la presidencia sería un espacio ocupado por no más de dos años, con el afán de generar flujos de ideas y formas de trabajo entre todos los miembros, además de garantizar un relevo generacional periódico. Al ser un grupo nuevo y con una ambición de convocatoria enorme, la estructura y metodología funcionó. Luego, sumar a decenas de voluntarios a las comisiones de operación fue una tarea clave para que las ideas, metas y ambiciones se pudieran convertir en más de 40 mil laguneros en las calles retirando más de 32 mil toneladas de basura.
En estos años de trabajo ciudadano hemos encontrado grupos que trabajan de forma similar, bajo estructuras formales de acción; otros que cuentan los liderazgos personalísimos (mediáticos, o no) que encuentran en alguna (s) figura(s), la forma de generar identificación y otros más - los que terminan por permear en el largo plazo y la conciencia ciudadana, de acuerdo a la experiencia global-, que se componen de colectividades líquidas, con redes amplias y horizontales que no definen personajes, sino símbolos de identificación común.
Las historias de acción colectiva en el mundo nos hablan de las agrupaciones líquidas como las formas de generar una comunicación diáfana entre iguales para, a partir de ella, movilizar a partir de la identificación incluso más que por persuasión.
Sin duda, los liderazgos guían, pero el alcance y trascendencia de una acción social nunca será logro de una persona, sino de la suma sinérgica de las colectividades. Hoy, quienes deseamos mejores ciudades para vivir anhelamos encontrar las fórmulas que nos permitan llevar nuestros mensajes y propuestas de una plataforma persuasiva a una con la que el ciudadano común se identifique por ser las suyas y que, sin colocar en un líder el peso de la guía, encuentre entre sus iguales las posibilidades de crear y compartir en forma libre, proactiva y sincera.