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Racismo

Diálogo

YAMIL DARWICH

De pronto, en un estadio de España, de entre los aficionados lanzan un plátano a un futbolista haciendo referencia a su color de piel morena y el deportista, demostrando sobrada agudeza mental, le quita la cáscara y lo prueba. Como resultado de tal acto racista, en las redes sociales se multiplican imágenes de personas imitándole, dando muestras de solidaridad ante la raza negra y los actos discriminatorios que padecen.

No se sienta excluido de la afrenta, el mismo fenómeno se da en México; recuerde el caso de los jugadores del equipo León, a quienes les hacían sonidos de orangután y tampoco olvidemos la actitud de algunos limitados cerebrales laguneros contra Baloy, quien antes de ser santista fuera jugador del Monterrey, agredido con ofensas verbales.

El racismo se refiere al menosprecio contra algún grupo étnico, término que define una actitud que puede ser política o antropológica, recuerde al Ku Klux Klan norteamericano o la postura de superioridad del Nazismo así como el hecho que en septiembre de 2001, calificaron al Israel como Estado racista durante la Conferencia Mundial contra el Racismo de la ONU, en Durban, Sudáfrica.

Nuestro pasado histórico y social nos mueve a la segregación étnica -sólo hay una raza, la humana- y desafortunadamente lo portamos como herencia social.

Entre nuestros indígenas, antes de la conquista, había marcadas diferencias entre emperadores con sus nobles cortesanos y el resto de los pobladores; los conquistadores hicieron lo propio, agrandando el abismo diferencial y creando una categorización social que iba desde español, mestizo, mulato, salta atrás, e indio, entre otros.

El cine nacional ha documentado nuestras actitudes discriminatorias, caso de los tratos que en el Porfiriato recibían quienes no pertenecían a la aristocracia de aquellos años. Me viene a la mente Fernando Soler y sus películas sobre el tema.

Traiga a la memoria las historias de las haciendas mexicanas y las actitudes de patrones y "señoritos" que abusaban con su posición de poder. Sin duda son casos de segregación contra los pobres, particularmente si son indígenas.

Aún en pleno 2014, nos enteramos del abuso y hasta tráfico contra mujeres indígenas.

Los mexicanos padecemos la agresión racista y no hace pocos años en Texas -por cierto arrancada por la fuerza a Coahuila- se alcanzaba a leer en algunos restaurantes "no se aceptan grasientos o sin camisa". Nosotros hacemos lo propio con nuestros indígenas.

¿Recuerda el refrán "todos somos del mismo barro, pero no es lo mismo bacín que jarro"?; sin duda es frase racista.

La Encuesta Nacional sobre Discriminación en México 2010, elaborada por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, mostró que el 23 por ciento de los mexicanos no estamos dispuestos a vivir con alguien de otra raza o que posean una cultura distinta; el 55 por ciento insultamos por el color de piel y el 11 por ciento lo justificamos.

El 20 por ciento de las personas se sienten a disgusto con su tono de piel, 24 por ciento se han sentido discriminados por su apariencia física y 5.5 por ciento consideran negativo que la sociedad está formada por gente de fenotipos distintos. ¿Qué le parece?

Hace algunos años, una madre de familia, al terminar su hijo el bachillerato me decía: "mi hijo recibió una excelente educación humanista, pero quiero que estudie en (...) para que se relacione bien", afirmación que incluye un aspecto materialista, de actitudes de personas que buscan cómo engancharse a las familias adineradas.

Caso aparte son las MMC, -abreviatura de "mientras me caso"- que define a aquellos (as) que buscan la relación social por encima del conocimiento o el entretenimiento temporal antes de tomar otro tipo de responsabilidades sociales.

Incluya el trato dado a personas que consideramos "inferiores", como el vergonzoso abuso cometido contra los centroamericanos que se atreven a cruzar las fronteras de México, rumbo al "sueño -¿pesadilla?- americano"; más simple, recuerde los malos tratos dados a aquellos que trabajan en casas familiares y que deben tolerar actos denigrantes en contra de sus personas, incluyendo los abusos sexuales.

Revisemos nuestra propia historia lagunera y el trato que dimos a algunos inmigrados, como a los chinos, que perdieron vidas y orejas, siendo hasta la fecha tema de controversia entre unos y otros historiadores con posiciones encontradas.

También piense en los apodos despectivos como "negro" o "indio" y otros más que Usted puede recordar. ¿No son éstas muestra de nuestro bagaje cultural racista?

Es conveniente que hagamos esta reflexión para comprender el contexto de la agresión que sufrieron algunos deportistas en México o la estupidez de Donald Sterling, dueño de los Clippers de Los Ángeles, California, quien está ocupando espacios en la prensa internacional al ser expulsado de la NBA por sus expresiones racistas.

Hay mucho que hacer en relaciones humanas, empezando por nosotros mismos. ¿Es Usted es racista?

ydarwich@ual.mx

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