La única anotación del encuentro fue obra de Aldo de Nigris, al minuto 58, con lo que su escuadra sumó cuatro unidades, en tanto los 'felinos del sur' se quedaron con una. (Jam Media)
El futbol del Rebaño Sagrado está lejos de ser pulcro. No es el mejor. Tampoco juega por nota. Mucho menos resulta espectacular. Pero tiene una cualidad que en el certamen pasado no: es efectivo. Y eso ha sido suficiente para sacar la primera victoria del Torneo Clausura 2014 sobre Jaguares de Chiapas, por 1-0.
No es tanto que haya elegido jugar así. Simplemente, el equipo armado por José Luis Real no puede hacerlo de otra manera. En la primera jornada, de visita ante Santos, dio resultados. Por momentos, Chivas hasta se vio bien. Pero el futbol cambia cuando se actúa de local y se carga con la responsabilidad.
Guadalajara es un equipo largo, que transita muy poco el balón por medio campo. No tiene gente ahí con el talento necesario. En cambio, posee dos volantes veloces: Omar Bravo y Carlos Fierro, quienes recorren las bandas más de ida que de vuelta. Suben y se convierten en extremos, en espera de pelotazos. Bajan muy poco.
Esa fórmula resultó exitosa en Torreón, pero no en el Omnilife. Los balonazos se convierten en un platillo fácil de digerir para la defensa visitante.
Lo de Chivas es nulo en la parte inicial. Aldo de Nigris, con más pundonor que oportunismo, dispara de lejos, desviado, al 34', y ocho minutos más tarde, el mismo delantero retrasa la pelota, inteligente para la llegada de Chatón Enríquez, que remata como viene fuera del área, para el control del arquero Afredo Frausto. Del Rebaño es todo.
En la segunda parte, no cambia la idea del equipo rojiblanco, pero se encuentra con un elemento que, unas veces para bien y otras para mal, existe siempre en el futbol: la buena fortuna. Un guiño de esa diosa es suficiente para modificar el rumbo de un partido.
Minuto 58. Rafael Márquez Lugo es proyectado dentro del área por el costado derecho. Por un instante, duda en seguir el balón. La posición es comprometida. Parece apenas en línea con la defensa. Alcanza el esférico cerca de la línea de fondo y manda un servicio pasado. A segundo poste salta Omar Bravo. Su cabezazo pega en el palo derecho.
Frausto, quien seguía la acción, queda fuera de ella tras el rebote, muerto en el área chica, donde Aldo de Nigris, predador de esa zona, estira la pierna derecha para enviar la redonda a las redes.
Con el movimiento del marcador, la responsabilidad cambia de dueño. Entonces sí, Chivas encuentra los espacios largos para que su forma de jugar luzca por momentos efectiva y hasta peligrosa.